Capítulo I

11 1 0
                                    







Miro mi habitación que está hecha un total caos, lo cual me recuerda que hoy es día de hacer la lavandería. Me siento en un borde del colchón y me pongo las sandalias para después levantar las prendas tiradas en el piso. Las huelo un poco para poder diferenciar cual está limpia y cual está sucia.

Si mamá me viera, estaría regañándome ahora mismo.

Tomo el cesto de la ropa y recolecto todas las prendas que tienen que ser lavadas. Toco la puerta del cuarto de mi insoportable hermano mayor y al abrir la puerta, lanza un bolso lleno de su ropa apestosa.

—Gracias por hacer esto, Sheena – imito su grave voz –. De nada, Ian– me respondo a mí misma.

Rueda los ojos y niega con la cabeza.

Pongo la carga de ropa y vierto bastante detergente, deseando que sea lo suficiente para eliminar el hedor de la ropa de Ian.

Abro la alacena y tomo el cereal. Coloco un poco de éste en un platón y vierto un poco de leche. Me llevo la primera cucharada de cereal a la boca y escucho los mensajes en el buzón del teléfono familiar.

El primero es de mamá

Sheena, no olvides la lavandería por favor. Y cariño, ¡ordena tu cuarto!

Eso no pasara pronto. Digo para mis adentros y alzo mis cejas irónicamente.

Otro bocado a la boca.

Esta vez es Penny.

¡SHEENA! ¡LOS CHICOS ESTAN EN ARIZONA! ¡TE VEO A LAS 2.30 EN EL PANDA DE LA GRAND AVE!

Una tos incontrolablemente hace que me atragante. Trago duro para poder sobrevivir.

Miro el reloj de la pared, 11.05, aún tengo tiempo.

Subo las escaleras de dos en dos, lo más rápido posible. Entro en mi habitación y tomo las cosas que estan en el suelo para ponerlos en la cama, trato de arreglar todo el desorden pero mis manos tiemblan incontroladamente por la maldita emoción.

Tomo un baño para eliminar el olor a sudor de mi cuerpo. Me pongo una blusa lisa negra, un par de shorts rasgados y unas zapatillas deportivas blancas. Evito el paso del maquillaje, porque soy un terrible desastre. Dejo mi cabello suelto para dejarlo secar y coloco una banda elástica en mi muñeca para después poder atarlo.

El timbre de la secadora suena, anunciándome que la ropa esta lista y, seguido el timbre de la casa emite sonido.

—¡Ian, por favor abre, que necesito sacar la ropa! – grito escaleras abajo y lo escucho renegar, pero no soy capaz de descifrar lo que ha dicho.

Deposito toda la ropa seca en el cesto para que Ian pueda doblarla.

—Penny está aquí – es Ian, en el cuarto de lavado –, es incómodo, así que apresúrate y sácala de acá.

Nadie dijo que la usaras, idiota. Pienso y me encojo en hombros.

—La ropa que debes doblar, está allí – señalo el cesto – regreso más tarde, tomaré el auto.

Entrecierra sus ojos y hace una mueca de disgusto —Ten cuidado y no estés usando el celular mientras manejas, psicópata.

Golpeo su brazo derecho y salgo del cuarto para encontrar en la sala a Penny.

Ladeo un poco la cabeza en dirección de la puerta dándole una señal de "salgamos de aquí y encontrémonos con nuestros chicos"

Enciendo el auto y arranco. Penny conecta su celular al auxiliar reproduciendo Sounds Good, Feels Good.

Estoy conduciendo mientras cantamos a todo pulmón ¡Hey everybody!

She maxed her credit cards and don't got a job

She pays the gas with all the change in her car
It's not the end of the road
Yeah, we've all been there before and it goes oh
Oh-oh-oh-oh-oh-oh.

Pareciera que estamos dando un concierto. Miro a Penny de reojo, tratando de no perder de vista el camino y, logro verla sacudiendo su cabeza en la parte del coro, empuñando su mano cerca de su boca, como si tuviera un micrófono.

—Querida amiga mía, estás completamente demente – sonrío y niego con la cabeza.

— ¡Estoy emocionada a mas no poder, Sheena! – chilla y marca el ritmo de la canción con sus pies –. Imagina tener de cerca de Luke y comprobar lo alto que es.

—Lo hago todo el tiempo, Penny, en serio siempre lo hago.

—También estar con Calum y poder decirle Daddy.

Niego con la cabeza de forma divertida.

Retorno a la izquierda entrando al estacionamiento del restaurant. Está repleto de autos y me veo obligada a salir y buscar un lugar en la cera del enfrente. Encuentro un espacio pequeño y doy gracias al cielo por tener un auto chico.

—Vamos a tener que caminar – aviso –. Y a todo esto, ¿Cómo sabes que estarán aquí?

—Vi una publicación de Mike – me muestra el perfil de Instagram de Mike, con una foto en la cual se puede ver que estan comiendo aquí.

—Puedes adelantarte, le llamaré a mamá para avisar que estoy aquí.

Asiente con la cabeza y su silueta se va distorsionando con forme avanza.

Vacío mi bolso en el asiento del copiloto tratando de encontrar mi celular.

Tecleo el número de mamá y le aviso. Esta gritándome tan fuerte, que puedo sentir como si estuviera a la par mía.

He arreglado mi cuarto, mamá. Le respondo de una vez para que pare de regañarme.

Su voz suena un poco más tranquila y me dice que no llegue tan tarde.

Abro la puerta para poder llegar al local y encontrarme con mi amiga. Deseo que los chicos aún se encuentren y que Penny haya podido hablarles de mí. Inicio mi caminata, pero antes debo cruzar una calle. Miro a ambos lados y al ver que no hay carros cerca de mí, cruzo.

El rechinido de las llantas de un carro hacen que una corriente electrizante recorra mi espina dorsal. Giro mi cabeza a la derecha para encontrarme con el auto que acaba de hacer tremendo ruido. Estoy aturdida por el acto y me paralizo.

Un hombre de unos cuarenta años de edad sale rápidamente de la camioneta.

— ¿Estás bien? – luce preocupado.

El sonido de los claxons de los carros hacen que vuelva a la tierra.

—Sube al auto – parece que me está dando una orden.

Bueno, este señor esta demente si cree que subiré a su auto.

—Sube, no temas, giraré y te dejare en un lugar seguro, pero no te dejaré así, no hasta saber si estás bien.





Hey, ¿como andan?

Espero que muy bien. Ojalá le den una oportunidad a mi historia. Si les ha dejado con ganas de más, ¡no olviden votar! Así me motivaré mas y podre seguir con mas ganas.

Les mando un gran abrazo y un beso fuerte.

V.

Love is the hardest drug. [[l.h]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora