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Y  ahí estaba yo, lamentando los hechos, lamentando haberlo conocido. Aún sin poder creer que aquellas palabras tan hirientes salieran de su boca, porque lo que dijo fueron simples mentiras, que él las creía realidad.

Tan ingenua fui al creer que podría ''arreglar'' su corazón así como así, siendo desconocidos, y nunca noté cuán herido estaba, cualquiera pudiese decir que no tenía arreglo, pero ahí estaba yo tratando de arreglarlo, metiéndome donde no me llaman.

Hoy, 15 de marzo, ya pasados 6 meses que no me hablaba, llegué a la conclusión de que cada día lo necesitaba más, pero las palabras que salieron de su boca fueron contradictorias al hecho de que todo sea como antes. Me había ganado el odio de mi mejor amigo, de Thomas.

Y sumado a todo esto, era mi vecino, solo había una valla entre medio de nuestras casas, como obviamente también íbamos al colegio juntos, y cada día estaba peor, por el simple hecho de que cada día... lo estaba perdiendo más, me estaba perdiendo más a mi misma. El rompió mi corazón de una manera inoportuna, pero dejaría que lo haga una y mil veces con tal de que vuelva a dirigirme la palabra.

Después de cenar lo escuché, eran como patadas provenientes de afuera, y un sollozo, no. Me levanté rápidamente y corrí a la puerta de entrada, por suerte estaba sola, mi madre estaría gritándome asustada, al salir pude visualizar a Thomas golpeando el auto de su padre, con los ojos rojos y el ceño fruncido, por lo que llegué a ver estaba triste y enfurecido, suspiré profundamente y me acerqué a él, lo rodee con mis brazos impidiendo que siga haciendo lo que hacía mientras me apretó contra su torso y lloraba en mi hombro. Sabía que su madre estaba cada día peor, pero nunca creí que pudiese llegar a esto tan pronto, acaricié su espalda de arriba abajo, no podía verlo así, estaba completamente destrozado, tantos esfuerzos para que ella esté mejor y acabó así.

-Gra-gracias, y perdón por absolutamente todo Catherine, fui un estúpido y ahora...ahora ella se fue y me dejó- Susurró entre sollozos, cuando creí que las cosas iban mal, algo las empeoró.

Y en ese mismísimo momento mi corazón estalló, algunas lágrimas rodaron por mis mejillas y lo miré.

-Ya se la han llevado?- Susurré un poco, supongo que no lo han hecho aún, pero vale preguntar.

-No. Yo... no quiero verla- Y ahí sus ojos chocaron los míos después de estos largos meses, su rostro con un toque aniñado y bastante aflijido pedía a gritos que lo sacara de ahí, lo conocía demasiado para notarlo.

-Vamos- Me separé de él y lo tomé de la mano para caminar a la confitería de unas pocas cuadras. En el transcurso al lugar, sobraba el silencio, pero no era incómodo, era de esos silencios en los que uno piensa, reflexiona e intenta entender lo que estaba pasando, o lamentarse por no haber hecho cosas cuando alguien estaba.

Al llegar nos sentamos en esa mesa que siempre nos sentábamos y el apoyo sus brazos en la mesa, la cabeza sobre ellos impidiendo que vean su rostro y lloró, porque después de todo era lo único que lo podía ''liberar'', llorar. Simplemente acaricié su cabello tratando de transmitirle que todo iba a estar bien. Por suerte nadie nos veía, porque lo único que faltaba es que nos tengan lástima, bueno, le tengan lástima, él nunca quiso provocar eso en nadie.

-Estaba mejorando, pensé...pensé que iba a estar mejor y que todo sería como antes de nuevo, pero recayó de repente y ahora ya ni está, no puedo estar sin ella Catherine- Murmuró al levantar su cabeza, se limpió las lágrimas con el dorso de la mano y pude ver sus ojos azulados tan llorosos como nunca, se notaba que ya no podía contener las lágrimas, su pelo castaño desalborotado y los labios rosados.

InsomnioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora