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Exacto, somos amigos y si, fue raro. No niego que sea bastante guapo, y si observas bien sus ojos son de una mezclilla rara, como verdes con amarillo, un color sin especificar técnicamente. Me marché algo apurada, no me había portado muy simpática con Spencer, debido a estar sin prestarle atención, y estaba comenzando a tener hambre, así que me dirigí a una máquina expendedora del instituto, coloqué un dólar y pulsé 14, esperando la que barra de granola cayera, y así lo hizo.

Fui de camino al aula, casi por terminar la barra de granola, sin haberme cruzado a Lydia, hasta que vi a una parejita, o a punto de serlo, besándose, el chico me parecía familiar, puesto que solo veía un poco de su cara, pero cuando se separaron, noté que era Isaac, con la misma animadora la cual había estado platicando en el campo, si mal lo recuerdo, su nombre era Amber, o al menos para mí lo era, ya que los típicos nombres de esas niñas son Amber, Madison o peor aún, Ashley. Seguí mi paso hasta llegar al aula, esta clase no la compartía con ninguno de mis amigos.

Había bastantes estudiantes nuevos, pero uno llamó mi atención, era alto y algo delgado, su cabello estaba no muy ordenado, era de color castaño, casi rubio, y sus ojos eran cafés, tenía unas pocas pecas, estaba sentado a un banco de por medio al mío, al percatarse que lo estaba observando, me sonrió, imité su gesto y volví a mirar al frente, parecía simpático.

Minutos más tarde, el profesor Anderson estaba escribiendo en la pizarra, cálculos complicados, no imposibles pero complicados. Este año quería tener buenas calificaciones, así que me esforzaría supongo. Casi al final de la clase pude hacerlos, por lo tanto no tenía nada para hacer los segundos restantes de la clase. Al sonar la campana, me levanté del banco y salí rumbo a mi casillero, el cual noté que estaba frente al del chico nuevo, por suerte era la hora del almuerzo, y fueron solo segundos que tuve tiempo de guardar algunas cosas, que Lydia y Thomas se encontraban allí esperándome para ir a la cafetería y tomar asiento en la mesa que escogíamos siempre.

-Ha habido bastantes estudiantes nuevos en mi clase de matemáticas-

-¿Con mr. Anderson?- rió un poco Thomas al pronunciarlo y le dio un mordisco a su manzana.

-En la mía también, por cierto, ¿Qué tal el rugby?- Lydia dirigió su mirada hacia mi y luego a Thomas-

-No estuv...-

-Lo siento, puedo...sentarme aquí?- una voz masculina lo interrumpió, dirigí mi vista hacia la persona asintiendo y pude notar que era el mismo chico de mi clase de matemáticas.

-Por supuesto cariño. Soy Lydia- le sonrió. –Ella es Catherine y él, Thomas-

-Tobin- asintió, en forma de saludo quizás.

-¿Eres nuevo en la ciudad o solo en el instituto?- La voz de Thomas se hizo presente en la mesa.

-Instituto, no me iba muy bien en el anterior y bueno, aquí estoy.-

-Bueno, espero este te guste o te sientas cómodo aquí- Le sonreí y tomé un sorbo de mi jugo.

-Humm...¿ellas siempre van vestidas así acaso?- miró a las animadoras rodé los ojos.

-El noventa por ciento de las veces- Anunció Lydia.

-Porque así les gustan a los chicos- me encogí de hombros, no me interesaban.

-Pues a mi no me gustan y no es que sea...homosexual- rió bajo.

El resto del almuerzo no fue nada aburrido, y pude comprobar que Tobin era una gran persona, me agradaba demasiado, y no era ningún tonto solo por ser bueno o amable.

InsomnioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora