Trincheras

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Apaga esa luz

no soporto ver cómo te alejas

no quiero cruzarme con las sombras 

de aquello que ni fuimos ni seremos

porque ya no eres más que una palmera estática

en el oasis lejano del recuerdo.


Necesito inventar un Dios

al que rezarle para que te quedes

o por lo menos 

para que no te vayas.

Un Dios que crea en mí

cuando yo ya no sea capaz de creer en nada.


El beso que me dio Judas fue con lengua

y me habría dejado traicionar

mil veces más

me habría colocado yo misma la corona de espinas

sólo porque él viniese a lamerme las heridas.


En este asunto el amor no tiene nada que ver: 

es ciego.

Seguiré haciéndome la sorda

mientras suena esa canción

que habla de guerras y trincheras

de nosotros, al fin y al cabo.

Ejecución de la memoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora