(Mientas tanto, en otro lugar lejos de ahí)
Una joven bonita de una mirada tierna y a la vez seductora, con lentes y paladares en los dientes, se encuentra sentada en uno de los pupitres de en frente de su salón, jugando con sus lápiz en los dedos, esperando a que el reloj marque las 3:00 p.m.
Ella cruza sus lindas piernas, quitándose los lentes y dejando ver esos ojos café al igual que de su madre. Sólo mira por la ventana muy relajadamente, mientras que sus otros compañeros se la pasan jugando por ser el último día de clases.
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Mi nombre es Angélica Torres Mora, pero me dicen Angie y tengo 16 años actualmente estoy por terminar el 2do semestre de preparatoria. Me considero una persona calmada, inteligente, sensual, respetuosa y buen onda. Me gustan las matemáticas, leer libros, conocer lugares bonitos, tomarme Selfies en el espejo y lo que más me fascina son los Frappes de Oreo.
Mis compañeros corren de un lugar a otro y unos se la pasan cantando, otros gritando y bailando, y otros sentados como yo. Saco mi celular y comienzo a jugar los juegos que me pasaron ayer. Reviso el reloj de la pared y marca las 2:50 p.m.
- ¡No puede ser! _pensé_.
Estoy tan aburrida y ya me quiero ir, para llegar rápidamente al consultorio de mamá para que por fin me quite este horrible paladar que traigo en los dientes. Una bolita de papel cae entre mis piernas, diciendo visiblemente en la parte de enfrente "léelo". Abro ese papel y sólo dice...
- "¡Hey fea! Si no me pasas las actividades de matemáticas, te la vas a ver conmigo, ¡entendiste!".
Miro hacia atrás y veo a esa estúpida riéndose, su nombre es Bárbara, ella es la capitana de porristas de la escuela y la más creída de todo el colegio. Levanto mi mano y le hago la seña más grosera y prohibida en mi escuela. El timbre suena y todos correemos hacia la puerta. Me dirijo a mi casillero para sacar todas mis cosas que utilicé en este semestre y las guardo en mi mochila. En eso me dan ganas de ir al baño, camino sólo un poco guardando mi celular en la bolsa de mi falda y abro la puerta del sanitario de mujeres...
Después de hacer mis necesidades, me lavo las manos, sólo me fijo que no riegue mucha agua, pero de improviso la puerta del baño de la orilla se abre y sale Bárbara.
- Hola Angie _dijo ella de forma burlona_.
- ¡¿Qué quieres?! _dije yo de una forma retadora_.
En mi interior sentía un nervio que estaba punto de convertirse en miedo. Bárbara podía ser capaz de insultarme o más peor, de golpearme. Me encuentro en un gran lio y no sé qué hacer. Sólo ignoro el miedo y me pongo valiente, muy valiente.
- Ya sabes lo que te pedí _dijo ella_ o, ¿acaso ya se te olvido de tantos libros que lees? ¡malita nerd!
- A mí no me digas así y yo no te pasaré nada.
- Jajajajaja, ¿enserio?
- Si _dije yo, mientras que la retaba aún más_.
- Pues ya sabes lo que te pasará.
- Eso no me importa, en lo más mínimo.
Doy media vuelta y agarro la chapa de la puerta para poder salir, pero ella me toma del brazo jalándome bruscamente para que no salga, Bárbara me repaga muy fuerte en la pared y sus manos me apretaban muy fuerte. Yo no podía zafarme, por más que intentaba, ¡pero todo era inútil!
- Angie, Angie, ya vez para que no me obedeces, ahora vas a sufrir las consecuencias.
- ¡Suéltame ya!
- Claro que no, ¡entren chicas! _ordenó ella_.
La puerta se abrió y entraron otras dos chicas de cuarto semestre. Ahora si estaba en un gran lio y no sabía qué me harían esas tres psicópatas.
Continuará...