En cualquier lugar, en cualquier cafetería, en la última mesa, junto a un gran ventanal que deja ver el gran bulevar y el vaivén de las personas, autos y las ramas de los árboles meciéndose con el frío viento otoñal, un hombre escucha detenidamente, mientras mira un par de archivos y fotos esparcidas en la mesa, a una mujer de alrededor de los 40 años de edad, algunos mechones blancos ya eran visibles en su cabellera negra portaba un suéter de lana azul, algo desgastado, unos Jeans negros y tenis blancos.
- La mujer que contacte - decía levemente mientras se limpiaba las lágrimas con u a servilleta - dijo que usted era el mejor de sus investigadores, que usted podría encontrarla... Yo no tengo mucho dinero pero puedo vender el...
-Vamos mujer - dijo el hombre con una voz grave y profunda mientras alzaba la foto de una chica de alrededor de 20 años, se encontraba sentada en un sofá café, era delgada, tez morena clara, ojos color café oscuro fríos, pareciese que no había notado que le estaban tomando la foto, pues, su mirada se encontraba en otro punto, su nariz era fina y pequeña pelo corto y negro, por lo que se podía ver en la foto tenía el lado izquierdo rapado, tal vez también el derecho pero era difícil de decir porque el cabello le tapaba hasta debajo de la oreja - en casos así yo no cobro mucho.
-Se lo agradezco - contesto la mujer mientras las lágrimas seguían brotando de entre sus ojos.
-¿Hace cuánto tiempo que desapareció?
-Dos meses, he estado dirigiendome de estación en estación preguntando y levantando informes pero los policías solo me dicen que está investigando.
- ¿Ha hablado con sus amigos?
- No, ella no tiene. Sabe... ella no está bien, tiene alucinaciones, los doctores le diagnosticaron esquizofrenia, habla de misiones secretas y organizaciones secretas, yo creí que sólo eran inofensivas pero... después comenzó a tener pesadillas y se volvió más y más violenta, estaba siempre de mal humor y yo no supe que hacer, no supe cómo ayudarla ¡es mi culpa! - la mujer agachó la mirada para ocultar que había roto en llanto un llanto de vergüenza e impotencia ante su situación.
- No se preocupe - dijo aquel hombre mientras guardaba la foto se la chica en uno de los bolsillos de su gabardina y le tomaba la mano a la mujer - yo encontraré a su hija, se lo prometo.
La mujer alzó la mirada y contempló, en aquel rostro con cicatrices y marcadas, aunque pocas, cicatrices, los dos grandes ojos azules de aquel hombre, ojos que mostraban una determinación incondicional, ojos que llenaron de esperanza el rostro de la mujer, como si pensase que aquel hombre de ojos azules y cabello rubio fuese un ángel enviado por dios para ayudarle, que él y solo él le ayudaría.
- Este es mi número - le dijo mientras sacaba una pequeña tarjeta de otro de los bolsillos de su gabardina y se lo daba a la mujer ella leyó él lo que estaba inscrito en este (Michael J. King 555 - 795 - 335).
- Gracias señor King se lo agradezco de todo corazón - le agradecía mientras ambos se levantan de la mesa ella volvió a mirar la tarjeta examinando con la mirada el nombre de Michael - ¿sabe? es más bonito que su apodo.
"¿Por dónde comenzar?" se preguntaba Michael mientras conducía por la atestada carretera "la madre no fue de mucha ayuda, menos la policía, sus informes están mal hechos, dos meses, sin dinero, ni hogar, es muy difícil vivir así, son pocas las opciones y si la chica tiene esos problemas la única respuesta seria el distrito 7, tendré que volver.
Los autos iban y venían mientras ella caminaba por toda la acera, cigarrillo tras cigarrillo, mostraba sus piernas a cada conductor que reducirse la velocidad y entre besos al aire acariciaba su cuerpo o levantaba estoicamente, dejando ver, entre el escote de ese entallado y corto vestido rojo, sus pechos mientras guiñaba el ojo y exclamaba con una voz delicada "¿quieres pasar un buen rato cariño? no cobro mucho" de verdad era una mujer hermosa pese a sus años, los cuales no eran muchos para una mujer pero muchos para una prostituta.
Finalmente un auto de color negro, con los vidrios polarizados, se estaciona frente a ella, se acerca al auto y la puerta del copiloto se abre dejando ver el interior del auto.
-¡Benditos los ojos cariño! - exclama al ver que el dueño de aquel auto era Michael, sorpresa y afecto se dibujan en su cara, como cuando vuelves a ver a un amigo que se distanció.
- ¿Quieres subir?
- Contigo me subo a donde quieras - respondió y ambos lanzaron una risa amistosa mientras se subía al asiento del copiloto y saludaba con un beso en la mejilla a Michael.
- Hace tiempo que quería venir a verte Frida.
- Y porque no habías venido, que, ¿acaso me tienes miedo? - dice burlona mente mientras saca de su bolsa un pequeño espejo.
- El trabajo - respondió - fue lo que me mantuvo fuera de la ciudad todo este tiempo y a ti ¿cómo te ha ido?
- la verdad, ha estado muy baja la actividad últimamente
- ¿Enserio? - dice Michael mientras hace avanzar el auto tratando de entrar de nuevo a la carretera - ¿la gran Rosa Carmesí ya no tiene clientes?
- No te burles - le responde con un risueña sonrisa dibujada en sus finos labios rosas - trabajo siempre tengo, los clientes fieles no me faltan, pero, ya no es como antes ¿sabes?, hoy en día parece que los hombres solo buscan chicas que parezcan niñas, delgadas y delicadas, que solo himen y griten con su voz chillona mientras engrandecen sus muyyyyyy pequeños egos - Michael suelta una risa burlona mientras fría saca de su bolsa una cigarrera y un encendedor metálico - pero a ti parece que te va mejor con el tiempo ¿qué trabajo te hizo ausentarte 5 años de mi?
- ¿Cómo esta Máx.? - pregunta Michael con una risa en el rostro que poco a poco fue desapareciendo hasta mostrar una seriedad fría, que se intensificaba con el fijo mirar de sus ojos en la carretera.
- Él está bien - respondió Frida mientras sacaba un cigarrillo que encendió dando una larga bocanada, retuvo el humo en sus pulmones mientras bajaba el cristal de su puerta presionando el pequeño botón.
Un fuerte viento frío entro por la ventanilla mientras las luces de los faroles pasaban rápidamente, no se había dado cuenta de lo rápido que comenzó a conducir Michael, gracias a la poca transitada carretera y mientras exclama el humo miraba los grandes y lejanos rascacielos, con sus ventanas que dejaban ver la luz que se escapaba de entre las cortinas de los pocos departamentos donde aún había gente despierta, de niña siempre miraba las revistas donde mostraban edificios enormes y pulcros con sus ventanas que reflejaban la luz en una cascada de plata, hermosa para sus ojos grandes y cafés, que daban vuelta a la hoja y miraban con asombro los espaciosos y divinos cuartos de cada uno de los departamentos o suites llenas de cosas hermosas, muchas de ellas desconocía, pero le parecían asombrosas "se ha de ser muy feliz viviendo ahí" pensaba "donde todo es hermoso".
- Está estudiando - dijo con una voz seria fingida, que trataba de ocultar la tristeza que le trajo sus recuerdos, algo que no quería era recordar lo que le seguía a esa ilusión.
- ¿Que estudia? - pregunto Michael tratando de seguir esa conversación al darse cuenta de su cambio de voz, que los pensamientos de Frida la llevaban a un lugar que siempre le atormentaban y que él conocía de sobra.
- Deberás invitarme una copa para que te lo cuente.
- De acuerdo - le dijo al voltear y ver su gran sonría y sus ojos cafés mientras el viento movía su roja cabellera rizada, "a pesar de todo aún tiene esa mirada" pensaba "la misma de hace 20 años, llena de vida y ternura, incluso, creo que es más hermosa ahora"
"El último rincón" decía el espectacular en neón de un viejo local al que habían llegado Michael le abrió la puerta a Frida para que enterase y después de que ella entrará él la siguió, adentro un pequeño bar, al más puro estilo Norteamericano, se encontraba, las luces de color rojo alumbraban, con su luz bañando solo pequeños radios donde se encontraban las mesas, solo la barra del barman, situada al fondo, era la única más alumbrada, con focos de color azul neón.
- ¡Michael, Frida! - grito el barman, quien era también el dueño del local - ¡cuánto tiempo sin verlos!
- ¡Tomás! - exclama Michael mientras se acercan a la barra para saludarle - viejo loco ¿cómo has estado?
- Bien, bien mejor que a ti por lo que veo ¿nueva cicatriz? - le decía mientras señalaba una larga cicatriz que le pasaba por el lado izquierdo de su rostro, desde la altura de su ceja hasta terminar dos centímetros abajo de su oreja.
- Y tú ¿menos cabello? Ya te veré con un peluquín.
- gracioso - respondía - Frida cariño - le decía mientras la saludaba de beso tomándole las manos con afecto - de el puedo aceptarlo, pero tú, porque no has venido a verme ¿acaso ya no te gusta mi bar?
- nada de eso cariño - le respondía - pero es que aquí solo puedo venir con él.
- Esta bien, digan me ¿quieren una mesa o toman en la barra?
- Una mesa - responde Michael - tengo que ponerme al día con ella, luego vendré a tomar unas copas contigo.
- De acuerdo, de acuerdo - responde Tomás con una gran sonrisa en el rostro que resaltaba más sus arrugas - ¿les mando lo de siempre? - Michael asiente con la cabeza mientras se alejan hacia una mesa.El lugar se encontraba a la mitad de su capacidad, la música jazz en vivo hacia que las pláticas de los demás clientes se escucharán de fondo, Michael y Frida se sentaron en una mesa esquinada al fondo del bar, muy juntos el uno del otro, Frida había encendido otro cigarrillo mientras Michael sacaba de su gabardina un puro que procedió a encenderlo con unas cerillas de madera.
- Entonces - dijo mientras inhalaba el puro y saca el humo en una nube grisácea de un exquisito olor, de tabaco cubano, que se diluía mientras subía el techo - ¿en dónde nos quedamos?
- Maximiliano - cuenta Frida - él no se ha quitado la idea de ser como tú, 6 años han pasado y sigue deseando ser investigador y trabajar contigo.
- 6 años - responde con su mirada fija en el joven saxofonista de la banda mientras su mente divagaba en sus recuerdos.
- Si - continua ella, mientras fumaba su cigarrillo una mesera de unos 25 años llega con una botella de tequila, dos caballitos y un plato lleno de botanas puesto en una charola.
- Su pedido - dice la camarera mientras acomoda las cosas en la mesa - si desea algo más estoy a sus servicios.
- Muchas gracias dice Frida tomado la botella de tequila y los caballitos disponiéndose a servir la bebida. La camarera se da la media vuelta y se marcha hacia otra mesa.
- Bueno - continuo Frida - cuando te fuiste creí que se sentirá decepcionado y olvidaría el asunto, pero, al parecer le dio más determinación, ganó becas para escuelas privadas... Me llamaban muy frecuentemente por riñas que tenía, después de todo es difícil ser el hijo de una prostituta, pero... ¿sabes?, él nunca me lo encaró, nunca me ha negado, ha sido tan bueno, que haberes creo que no me lo merezco... Y todo te lo debo a ti.
- Calmante mujer - interrumpió Michael al ver que a Frida se le comenzaban a escapar unas lágrimas, ella, tomo una servilleta de papel del servilletero de la mesa y se limpió cuidadosamente las lágrimas - no estamos a que parar llorar, sígueme contando más, ya debe estar en la universidad ¿no?
- Si... Si, le falta un año para terminar sus estudios, de seguro se pondrán contento cuando le diga que estas aquí.
- Me alegro que escogiera el estudio - responde Michael mientras tomaba el caballito.
- Salud - dijo Frida alegremente tomando el suyo y ambos brindaron, luego se bebieron el tequila de un de un trago, una mueca se dibujó en su rostro mientras el rasposo líquido pasaba por su garganta.
- Necesitó un favor Frida.
- Lo supuse - dijo ella mientras fumaba su cigarrillo y ponía una cara de indignación fingida con una leve sonrisa que trataba de ocultar.
- No digas eso, de veras quería venir solo a tomar contigo, pero surgió...
- Estoy bromeando, sabes que siempre te ayudaré, di me que sucede.
- Hace 2 meses una chica de 20 años se fue de su casa.
- Eso es común - interrumpió Frida.
- sí, lo sé, pero ella es diferente, no tenía problemas con su madre o con algún novio, según la madre tiene problemas mentales, no creo que sea capaz de valerse por sí sola, es muy probable que este aquí, sea por su voluntad u obligada - dice mientras saca la foto de la chica y se la muestra a Frida.
- Es bonita, pero que feo cabello, una mujer debe tener el pelo largo o al menos no tan corto - responde mientras le devuelve la foto - no, no el recuerdo no creo haberla visto.
- Guárdala, pregunta entre tus amigas si no han visto a la chica.
- Lo haré - afirma Frida mientras coloca la foto en su bolsa - aunque hoy en día ya son pocos los que trabajan así. Cuando te fuiste creímos que volvería a reinar el caos en el distrito 7, pero por suerte a Sabrina se le prendió el foco de grabar al procurador de justicia mientras... Bueno le satisfacía sus fantasías sexuales, desde entonces técnicamente tenemos amenazado al hombre y le pedimos que a cambio del silencio y trabajos gratis incrementara la seguridad para nosotras, Michael se ríe levemente, como controlando su risa, mientras mueve la cabeza y susurra "no, no, no".
- Que tremendas me salieron.
- ¿Acaso creíste que siempre nos cuidaría?, vimos la oportunidad y la tomamos.
- ¿Qué es lo que grabó Sabrina para que el procurador aceptará?
- Bueno lo único que te diré es que le fascina el masaje de próstata con vibradores "maxi jumbo"
Una fuente y profunda carcajada resuena en todo el local, proveniente de Michael, haciendo que los clientes de voltearan a mirarle por unos instantes.
- Tranquilo - dice Frida mientras sirve de nuevo tequila en los caballitos - ¿y cómo se llama la chica?
Michael contesta entre carcajadas.
- Karla... Karla Estrada.

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SIN COORDENADAS.
Mystery / ThrillerEn cualquier lugar, en cualquier objeto, alguien esta leyendo, letras, palabras, historia, el azar es sorprendente, te puede llevar al lugar en el que necesitas estar, ¿será el destino?, ¿donde estas tu?¿Donde estoy yo? Intangible, pero me escuchas...