Un idiota más en las nubes

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Un día mas, despertándome entre mi aliento olor a pescado y mis ojos llenos de la secreción que expulsan, un día más me despierto sabiendo que vivo por vivir, sin metas, sin sueños, sin una razón. Pero entonces vuelo un aroma a lo largo del pasillo de mi casa y me recuerda a los panqueques que mi madre hacía, pero vuelvo en sí y me doy cuenta que ella ya nos dejó, nos dejó solos junto a un padre alcohólico que no le importa los que nos pasa a mí y a mi hermano, que cada día tenemos que ir al colegio donde somos rechazados e ignorados por una sociedad que solo le interesa la apariencia, la forma en que te vistes, y la manera "cool" que se supone que debes tener.

Un día más tomo el bus junto a mi hermano, siempre miro en el esa sonrisa vacía que cada vez se nota más falsa, ya que solo sonreía cuando nuestra madre nos despedía al tomar el bus rumbo a la escuela, lloraría pero me he dado cuenta que ya no tengo corazón, no me importa lo que a los demás les pasa, lo que me dicen, lo que me intentan explicar o dar a entender, no me importa si la gente me saluda o me ignora, no vivo de los que ellos hagan, pero detrás de esta personalidad auto-defensiva me doy cuenta que estoy vacío, con una autoestima por los suelos cuando aparento tenerla, pero no soy más que un pordiosero gimiendo por amor, pero como os dije prefiero aparentar que no soy ese pordiosero.

Paso dejando a mi hermano en la escuela, mientras me dirijo al área donde está ubicado el colegio, cuyo cual se encuentra en el mismo local donde está mi hermano. Hoy es primer día de clases, comienzo un nuevo año escolar, pero nada me emociona, no hay razón para alegrarme, aunque sea alumno con honores, pero solo los tengo porque no tengo nada más que hacer que estudiar, no tengo amigos, solo los típicos compañeros de aula que se me acercan para pedirme la copia de la tarea, con una sonrisa falsa en la cara mientras a mis espaldas me tratan de "nerd" O antipático, aunque en realidad lo que ellos dicen no me importan sinceramente ya que solo me siento mal cuando me lo dice gente que me importa, aunque con seguridad puedo decir que son contadas esas personas.

Todos los días son iguales, siendo el primer día de clases ya me había auto definido que sería un día aburrido, pero en medio de toda esta escoria de compañeros, alguien se me acerco y me dijo "hola", quede perplejo ya que no era ninguno de los típicos compañeros de clases que se me acercaban solo para aprovecharse de mis tareas hechas, era una cálida chica de ojos color café, como el grano recién soleado, con una sonrisa que reflejaba seguridad y cariño, por primera vez me sentí fuera de la rutina y en ese momento comencé a vivir, simplemente me sentí un idiota más en las nubes...


Mi corazón estaba sangrando

Escena 2

Era el segundo día de colegio, me desperté tan vacío como siempre, pero entonces vino a mí la imagen de la muchacha de ojos color café, y sentí una sensación de motivación, de querer levantarme temprano, pero los problemas a mi alrededor nublaron esa sensación tan pronto como la sentí, mi padre había perdido otra vez dinero en las apuestas a las cuales se dedicaba, y por más que intentara ganar siempre perdía, al morir nuestra madre el seguro de vida que dejo, quedo destinado para la educación mía y de mi hermano, así que no nos preocupábamos sobre eso, y una tía segunda que vivía cerca de nuestra casa se encargaba de la comida.

Así que junto a mi hermano vivíamos en una casa solitaria, que comenzó siendo para cuatro, después para tres, y al final parecía que solo mi hermano y yo vivíamos en ella, cerrados en la soledad y cohibidos de toda posible relación.

Al llegar al colegio y entrar a la clases, note algo, la muchacha de ojos color café no estaba, pero no hice nada porque no pregunte sobre ella, pero en parte me provoco la sensación de preocupación que rara vez sentía, al volver a mi casa pude notar un camión de mudanzas al otro lado de la calle, y entonces pude verla, era ella, la muchacha de ojos color café, mi corazón se comenzó a acelerar al verla, pero tan pronto como la pude ver, me exalte al ver a mi padre corriendo hacia con la respiración acelerada y la mano presionada en el corazón, entonces ahí todo cambio.

Mi padre sufrió un infarto y no pudo sobrevivir horas después de haber estado interno en el hospital, en ese momento no sentí nada, llegue a sentirme culpable por no haber sentido algún sentimiento de tristeza, pero no sé cómo tenía que reaccionar ante la muerte de una persona que estuvo ausente de mi vida estando tan cerca de mí. En cambio mi hermano comenzó a llorar y le gritaba: "Dime tus problemas, dímelos", estaba confundido, no entendía las palabras que mi hermano le decía a nuestro padre, poco después me explico que cada noche que él llegaba borracho a la casa, él se le acercaba a mi hermano y le decía sus problemas, y mi hermano con toda la atención del mundo se enfocaba en mi padre y lo escuchaba, entonces pude entender que todo este tiempo fui yo el que estaba ausente, de la vida de mi hermano y de mi padre, caí arrodillado al piso pero no llore, no tenía el valor de hacerlo por haber sido el que se ausento todo este tiempo de mi padre.

No pude dormir, mi hermano se recostó en mi regazo y cayó en un profundo sueño mientras estábamos en el hospital, nadie llego a ver a mi padre, solo era mi hermano y yo, éramos todo lo que el tenia, éramos lo que el mas amaba, pero él no podía amarnos con cordura porque el alcohol se lo impidió, el maldito alcohol nos arrebató a nuestro padre, desde ese día lo único que tenía era mi hermano, ese día me cambio, tal vez mis ojos no lloraron, pero mi corazón estaba sangrando...

El Día que MoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora