El Día que Mori

Nunca Más

Eran las 5.00 AM de un sábado y me desperté gritando, últimamente he tenido pesadillas en relación a todo lo que me agobia, la muerte de mis padres, el diagnostico de una enfermedad que puede acabar con mi vida, el sabor amargo de haber perdido tiempo que nunca volverá junto a mi padre y mi madre. Pero entonces pienso en los momentos gratos que viviré este día.

Como Elizabeth se había mudado un mes atrás delante de nuestra casa, habíamos quedado de vernos hoy, estaba emocionado, primera vez que me había sentido tan emocionado de ver alguien desde que mi madre me iba a traer al kínder cada tarde.

Una camisa azul, un jean y un par de zapatos azules, era la forma de la que me había vestido ese día para encontrarme con Elizabeth, entonces salí de mi casa y ahí estaba ella, regando el jardín, con un vestido blanco tan puro como la virginidad que radiaba de ella, me miro tan pronto como la saludé y con su sonrisa radiante me alegro un día mas, entre a su casa pero me sorprendí al percatar un ambiente de tristeza y soledad, las paredes de su casa estaban pintadas de negro y se podía respirar un aire de olvido en su casa, entonces le dije, ¿Vives con alguien Elizabeth?, a lo que me respondió, Solamente yo vivo aquí, me exalte con eso, pero me siguió explicando, lo que me dijo me dejó con un nudo en la garganta.

Mis padres murieron hace cinco años al ser asaltados, fueron heridas de la balas, lo que les provocó la muerte, tenía dos hermanas, pero entonces nos separamos al haber perdido a nuestros padres, hace un año la mayor murió en un accidente de automóvil al momento de querer regresar a nuestra antigua, y hace un mes mi otra hermana murió por una sobredosis de alcohol, había escuchado que su esposo la había dejado por no haber podido darle un hijo, lo que hizo que cayera en depresión y comenzara a beber, desde entonces he vivido en esta casa sola, con la ayuda de un patrocinador que me proporciona el dinero para mis estudios y comida. Fue lo que me dijo Elizabeth, lo que hizo que comenzara a llorar, comencé a llorar como un niño, me preguntó¿Qué pasaba?, le dije que no pasaba nada que estaba bien pero que no podía dejar de llorar.

Entre mi llanto Elizabeth agarro mi mano y me dijo, Deja de llorar, entre mas lloras tu corazón pierde fuerzas, y entre mas pierde fuerzas ya no habrá más latidos, y si no hay latidos ya no habrá vida. Estaremos juntos desde ahora, solamente seremos tu hermano, yo y tú, nosotros contra este mundo cruel y frío.

Con esas palabras Elizabeth termino de quebrar mi corazón, ese día invité a Elizabeth a vivir con nosotros, a lo que accedió y desde ese entonces no íbamos a estar solos nunca más...