T S U K U M O
-¡Eso ha sido precioso! -exclamó Alura al mismo tiempo que aplaudía y se acercaba a ella para abrazarla, la rubia se dejó hacer sin devolver el gesto de su instructora- Sé que lo lograrás, entrarás a esa academia de danza.
-Solo entraré si Kiichi lo hace -la más joven de las aprendices, rodó los ojos al oír las palabras de su mayor.
-El ballet nunca ha sido mi fuerte, senpai, el baile moderno sí. Además, usted ya tiene los dieciséis cumplidos, yo aún tengo quince y no es la edad requerida -explicó la peliazul a su inexpresiva compañera de baile, Tsukumo se acercó a ella y de improviso la abrazó con todas sus fuerzas- ¡Yah, senpai!
-Te extrañaré, Nueva York está muy lejos de Japón.
-Yo... Yo también te extrañaré, senpai.
-¡Ah, mis pupilas! -Alura corrió donde ellas y las abrazó casi asfixiándolas- Las dos irán a grandes academias.
The Hip-Hop Dance Conservatory.
Joffrey Ballet School.
Ambas en Nueva York, solo pasarían poco tiempo alejadas cuando Kiichi cumpliera los dieciséis el próximo año.
-Bueno, bueno, ya vamos, senpai, el ramen no se prepara solo -dijo Kiichi escabulléndose de su profesora, ambas jóvenes solo sacaron sus maletas y huyeron de la escuela- Te veo en casa, senpai.
Como era usual, Tsukumo compraba el ramen y Kiichi la esperaba con los acompañamientos preparados. La rubia caminó rumbo a la tienda, sobre la punta de los pies y dando giros cada tanto. Parte de su rutina era quedarse en el parque frente a la tienda y pensar, sentada en una banca casi escondida espiando al hombre con el que estaba unida por un hilo rojo.
Ese hombre siempre usando traje, ella sabía que él estaba consciente de su cercanía, podía observar como jugaba con el hilo atado a su meñique, tirando de él como si quisiera acercarla. Y quería ir con él, sentarse a su lado para charlar, conocerlo para saber como era ese hombre al que estaba destinada.
Solo que ese día, no fue como lo planeó. Él estaba sentado en su banca, observando el hilo rojo, vistiendo formal como siempre. Tragó saliva debatiéndose si debía acercarse o no, antes de siquiera poder decidir, él la miró.
-Hola, mucho gusto -saludó el hombre.
-H-Hola... -susurró, dio pequeños pasos y se sentó a su lado- Yo... Suelo sentarme aquí.
-Espero no te moleste mi compañía esta noche, me llamo Hirato, ¿y tú?
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Broken Strings
RomanceÉl estaba ciego, cegado por la oscuridad que llenaba su alma sin permitirse ver quién era la persona al final del hilo, la persona que lo amaría hasta que su aliento expire. ▫ ▫ ▫ Él no tenía esperanzas en el amor, como podría si su hilo estaba rot...