Prólogo

23.8K 1.1K 119
                                    





— Sabes que siempre soy directa y es horrible para mi salud mental seguir comiéndome los sesos tratando de descifrar que piensas de...

—No entiendo absolutamente nada de lo que dices Hoyuelos

—¡Agh! odio que me digas así

— Sabes que se que amas que te diga así, te he dicho así desde que íbamos en preparatoria

—No... —la verdad es que él tenia razón me encantaba que me dijera así — ¡Rayos! No me voy a desviar de lo que te quiero decir, es difícil para mi, créeme que lo es, en estos años hemos sido amigos muy buenos amigos. Se que lo que diga ahora va a cambiar nuestra relación por completo, sin embargo necesito tener las cosas claras y dejar de hacerme ideas. Sólo quiero que contestes con un si o un no la pregunta que te haré ¿Crees que podrás?

—Claro que lo haré, tu me lo has pedido y sabes que haría por ti cualquier cosa

Eso, justo eso, lo que me decía y la manera en que lo hacía, habían logrado que mi cordura se fuera por el caño.

—Bien — respire profundo, muy profundo —lo diré de una vez . Me gustas realmente y no sólo como un amigo... la pregunta aquí es ¿Podríamos tener una relación?

Ahí estaba ya lo había dicho, no había marcha atrás, las palabras estaban dichas flotando en el aire y reproduciéndose en mi cabeza continuamente, las dije de la peor manera, rápidas y precipitadas por el nerviosismo, pero totalmente claras.
Lo se porqué su rostro en shock me lo decía.

Me miraba fijamente con los ojos totalmente abiertos, casi podía ver como veía en el aire las palabras y las procesaba en su cerebro. Esto era horrible, asqueroso y malditamente angustiante porque no decía nada, los segundos se convirtieron en minutos, minutos en los que había pensado mil maneras de huir de aquí, minutos en los que en mi cabeza había encontrado mil maneras de haber dicho lo que dije con mas sutileza y no haber sido tan brusca, minutos en los que no me arrepentí de haberle dicho eso, porque sabía que era mejor tener una respuesta a seguir especulando.

Poco a poco volvió en si, después de largos y pesados minutos, se enderezo poniendo la espalda recta en su silla, se cruzó de brazos y se cara adoptó un semblante serio. Apretó los labios y lentamente los abrió gesticulando su respuesta, seguido del sonido definitivo de su...

—No...

Entendí que dijiste no... ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora