Capítulo 9

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Redes sociales más, redes sociales menos, redes sociales en las que puedes enterarte de todo, de lo que puede pasar con alguien al otro lado del mundo o con alguien al otro lado de la ciudad.

Evan Becher y Molly Michelson son novios, sí, novios, nadie me lo tuvo que decir, bastó con verlo en Instagram y no es que yo siguiera a alguno de los dos —¡obviamente no!— pero al parecer el mundo conspiraba para que lo supiera. Cuando de la nada mi celular me aviso que ‚Molly M. había aprobado mi solicitud de seguirla'
Lo primero que dije fue:

— ¡¿Pero en que puto momento yo le di seguir a esa bruja?!

Esa fue mi reacción, porque juro que nunca le di seguir y de la nada la sigo, esa fue una obra del diablo.

Me indigne por lo sucedido, casi quería demandar a Instagram por esa situación, pero sólo la dejaría de seguir y asunto resuelto, entre a su perfil, estaba a punto de poner dejar de seguir cuando vi una foto que llamo mi atención, una foto de ella y Evan en un jardín „cuidando a sus bebés"  decía el encabezado.  Unos cachorros huski café con blanco muy monos como lo son todos los perros del mundo.

Me enoje, me enoje mucho; y no por verlos juntos, si no porque él evitaba cualquier contacto con un perro y ahora estaba en esa foto rodeado de cachorros Huski „muy finos". Claro los perros del refugio son demasiado feos y corrientes para él. 

— ¡Jodete maldito estúpido!

Aventé mi celular, estaba enojada, despreciaba a los perros del refugio por no ser finos pero a otros que lo eran si los abrazaba. 

¡Maldito!

Una razón más para olvidarme por completo de él.

Recordé que no le había dado dejar de seguir, así que volví a tomar el celular para hacerlo cuanto antes, pero mi vista bionica, bueno no tanto porque uso gafas, vio una foto que hizo captar mi atención, una foto de ellos juntos, de hace cinco días.

„Es maravilloso estar a tu lado" decía el pie de foto con la imagen de ellos dos tomados de la mano, acompañado de miles de estúpidos hashtag sin sentido.

Ahora si, dejar de seguir.

Deje mi celular a un lado, me sentía rara, no decepcionada, no por el hecho de que sean novios, bueno, tal vez un poco, pero más que eso, fue el hecho de saber que era un tipo con prejuicios hacia los perros, una decepción más a la lista.

Claro, engañate. 

¿Quien dijo eso? ¿Alguien lo escucho? No, yo tampoco. 

Mejor dejar eso atrás. ¿Acaso importa? obvio no. 

Escuche el tono de mi celular, tenía una notificación, pero no tenía ganas de hablar con nadie así que era hora de dormir. Dejemos que el sueño haga de las suyas y me mantenga en paz por muchas horas más.

Sin embargo la curiosidad fue más grande que nada y tome el celular para ver de que se trataba, era un mensaje, un mensaje de Pierce.

No he hablado con él desde hace 4 días, desde el sábado que me dijo que le gustaba y yo sólo pude contestar:

Entendí que dijiste no... ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora