2.- La asamblea de los doce.

158 20 11
                                    

Iris, la mensajera de los dioses, venía a toda velocidad por todo el mundo trayendo infinidad de mensajes para el padre de los dioses, la hermana de las Harpías se apresuraba a llevar el mensaje a Zeus.

Ignorando a los sátiros, compañeros de Dionisio que tocaban bellas canciones con sus flautas, Iris se abrió paso hasta llegar al trono de Zeus el cual se irguió al verla. Hera que había regresado luego de la plática con Atenea se mantuvo ahí por que presentía que lo que la mensajera diría también la involucraba a ella.

Extendió un pergamino ya gastado, al abrirlo Zeus se encontró con escritura egipcia antigua, conocida como jeroglíficos que trató de descifrar, antes de que hablara, Iris se adelantó.

—Apofis y Selkis.

—la serpiente del inframundo egipcio y la diosa escorpión ¿ qué tiene que ver con nosotros?—cuestionó Zeus extrañado.

Hermes hizo acto de presencia en esos momentos.

—la serpiente amenaza con desestabilizar el equilibrio cósmico al tratar de detener la barca que transporta a Ra y Selkis busca un recipiente para detenerla, su sello se está debilitando después de cuatro mil años—dijo el dios del comercio y los ladrones—Atenea fue quién ayudó a esta diosa.

—llama a todos los dioses—ordenó el señor del olimpo a un diosecillo menor—todos sin excepción.

En tanto Atenea y Hestia aún permanecían cerca del monolito, la diosa con su poder apaciguaba los lamentos de sus guerreros, Hestia miraba todo a su alrededor como un águila al asecho, lo que sea que amenazaba la estabilidad, le daba escalofríos.

De repente un cosmo muy grande se manifestó, comenzó a hablarles, la de ojos de lechuza reconoció esa voz, era ella la diosa con la que luchó a lado milenios atrás y de la cual una parte de su esencia yacía guardada dentro de cada caballero o amazona de escorpio, Milo de escorpio fue el último por lo tanto no había recipiente vivo en esos momentos.

—Atenea—la voz cargada de poder de Selkis detuvo el temblor de la tierra sobre la que estaba el monolito—diosa de la guerra, Hestia, diosa del fuego del hogar.

Atenea podía ver a Selkis con cada palabra que esta pronunciaba, podía visualizar su largo cabello, sus ojos que influían respeto y temor a la vez de un azul eléctrico y sobre su cabeza un escorpión, su símbolo. Selkis Heru Serquet, diosas de los escorpiones, la magia, señora de la vida y de las picaduras.

—Selkis, Hija de Ra ¿ cúanto tiempo?

—el tiempo está en contra, debemos preparar nuestros ejércitos—dijo la diosa.

Entonces Atenea se dio cuenta de algo muy importante.... entre su ejército estaba el avatar de Selkis, razón por la cual su padre Zeus debía permitir que sus caballeros sean liberados del castigo.

—¿quién amenaza?

—tienes 30 años para preparar a tu ejército. Cuento contigo y en especial de quién será mi recipiente en esta era.

Después de esto, todo quedó en silencio, Atenea y Hestia se miraron de hito en hito analizando cada una de las palabras según lo dicho por la señora de los escorpiones, una nueva guerra santa se aproximaba, sin embargo el silencio fue interrumpido por Hermes quién hizo acto de presencia con el ceño adusto mientras se cruzaba de brazos.

—Zeus puso de cabeza a todo el olimpo por ustedes dos.

Atenea lo miró cansada mientras hacía aparecer en su mano derecha, su casco el cual colocó en su cabeza. Antes de marcharse, bañó con su cosmo el monolito prometiendo que haría lo posible por liberarlos.

La asamblea inició con Zeus enumerando cada uno de los puntos a tratar, de los doce tronos once estaban ocupados ya que Dionisio se hallaba con su esposa Ariadna y en su lugar se hallaba Hestia quien anteriormente ocupaba ese lugar. Atenea estaba a la derecha de Zeus mientras que Hera a la izquierda respectivamente.

—he decidido convocar esta asamblea extraordinaria, por que he recibido mensajes de que un nuevo enemigo pretende desestabilizar el orden—comenzó el padre de los dioses.

—no te echarás un discurso de milenios—lo interrumpió Ares un poco impaciente.

Zeus lo miró de una forma que el dios de la guerra violenta deseó no haberlo interrumpido, la última vez que lo hizo lo mandó a uno de los tantos talleres de Hefesto, ubicado debajo del Monte Etna.

—es algo que nos incumbe a los dioses.

—si es guerra yo apoyo—dijo entusiasmado tomando su mortal lanza—junto con Enio, Fobos y Deimos causaremos terror—su sonrisa era sádica y oscura.

Reveló que Apofis la serpiente del inframundo egipcio, gobernado por Osiris pretendía como siempre detener la barca del dios sol Ra el cual traía la luz del sol a los mortales, sin embargo Anubis se la había unido a la serpiente y también el sello de una diosa la cual luchó junto a Atenea se estaba debilitando. Según a palabras de varios sacerdotes de los dioses egipcios, el mundo de los muertos estaba en caos ya que Osiris aún era un niño y los otros dioses no reencarnaban por lo que pedían ayuda a los dioses griegos.

Los murmullos y comentarios no se hicieron esperar, las únicas que no emitían palabra alguna eran Atenea y Hestia ; Zeus notó el silencio entre ambas por lo que procedió a interrogarlas.

—¿qué sucede entre ustedes dos?

—Selkis, padre.

—esa es la diosa cuyo sello se está debilitando—intervino Apolo.

—así es—se levantó de su asiento—es una diosa aliada, en la guerra en la que luchamos, mi caballero de escorpio fue herido de muerte por lo que Selkis en un acto de piedad sopló una parte de su esencia en él haciéndole prometer que de ahora en adelante sería su avatar.

—entonces.... ese humano es la reencarnación de Selkis—dijo Poseidón.

Fue entonces que Hades intervino.

—no pensarán que librarán a esos insolentes que osaron destruir mis dominios.

—se llevará a votación el destino de los caballeros de Atenea—dijo Zeus ganándose todas la miradas, para Atenea era la oportunidad para sustentar que sus guerreros merecían vivir o descansar ya en paz.

Hera.

—mi voto es que no deseo que esos guerreros vuelvan.

Atenea.

—han sido mis compañeros en cada vida, lucharon valientemente, yo si deseo que regresen.

Afrodita.

—apoyo a Atenea—dijo la diosa del amor sonriendo a la mencionada.

Apolo.

—no estoy de acuerdo.

Artemisa.

—tengo guerreros y sé que es perderlos, por lo tanto si.

Ares.

—no se necesitan esos mortales.

Hefestos.

—tienen bellas armaduras, las cuales quiero reparar, si.

Hestia.

—si.

Hermes.

—no, osaron desafiarnos.

Poseidón.

—lucharon con valentía en la última guerra santa, si.

Hades.

—mil veces no.

Estaban en empate, por lo tanto el voto de Zeus era el determinante.

Atenea lo miraba expectante.....

El padre de los dioses tenía que tomar una decisión.

—mi voto es para....

Continuará.... 

Selkis: Señora de los Escorpiones.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora