{4} Revenged

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—Mueve su brazo hacia delante también, ya nos tocan las fotografías para la siguiente posición. —Gwen, la chica con la que me habían emparejado para la práctica dos del semestre, asintió y movió la figurita y el atrezzo.

Una stop motion que llevábamos haciendo todo el día, y que no tenía pinta de que fuésemos a terminar en breves.

Saqué la siguiente foto, la número mil y pico, y ella volvió a mover el macaco, aunque su cara decía que quería estar haciendo de todo menos aquello un sábado por la noche.

—¿Vuelves a casa mañana con tu familia? —negó mientras yo capturaba el siguiente movimiento del muñeco.— Si no eres de las que vuelve a casa los fines de semana, ¿te parece si continuamos mañana?

Como si le hubiese llegado la Navidad, Gwendolyn aceptó y lo recogimos todo antes de que me marchase de su piso y acordásemos que volvería mañana para terminarlo.

Dieron las diez y media cuando el autobús me dejó en la parada más cercana a mi residencia y malditas ganas me dieron de entrar. No hacía ni dos días que me había dejado de doler el ojo y los sábados se conocían por la ausencia en el hall de todo aquel que no fuese de último año, ya que este se invadía de imbéciles, abusones normalmente, más alcohol.

Siendo sincera, no es exactamente miedo lo que siento al verlos, pero tampoco es que me guste que me vayan estampando la cabeza contra los ascensores de todas formas.

Dejando al soliloquio a un lado, continué hacia la entrada de la residencia, donde ya se podía oír la música y se veían todas las luces encendidas.

Me resigné al dolor de cabeza, aunque lo que vi al entrar no fue exactamente lo que me esperaba. Había fiesta, sí, pero aquellos que jugaban al billar no eran otros que los que acababan de empezar este semestre, había chicas en los sillones riendo y los que se sentaban en la barra eran mis compañeros de clase. Incluso uno de ellos me saludó al pasar por mi lado y dirigirse allí.

Me pellizqué mi propio brazo, pero no, no estaba soñando.

—Hola, Lucy. —otro de los chicos con los que compartía clase me saludó tímidamente, aunque a este lo detuve cogiéndolo por el brazo. Tuve la sensación de que me miraba temeroso, pero lo dejé pasar.

—¿Qué pasa aquí? ¿Dónde están los de las novatadas?

—¿Aún no te has enterado? —al negar con la cabeza, su actitud cambió y se emocionó.— ¡Alguien se la ha devuelto a todos los que nos hacían novatadas! Están en el hospital, alguien les dio una paliza.

Antes de poder preguntar una chica igual de emocionada que pasaba por nuestro lado se unió a la conversación.

—¡Es cierto! Creo que dos tienen los brazos rotos y el otro simplemente quedó inconsciente de un golpe.

—Pero, ¿quié— una cabeza se asomó sobre el hombro de la chica y me interrumpieron otra vez.

—¡Sí! ¡Yo lo vi caer! Aunque no sé quién les estaba pegado, estaba en el bus y fue todo muy rápido, pero al líder... ¡creo que le vi salírsele un hueso de la piel! —mi compañero asentía, como si lo hubiese presenciado y me tiró del brazo para llamar mi atención.

—Tuvieron que operarle inmediatamente según dicen los rumores. ¡Va a tardar siglos en recuperarse!

—¿Pero es seguro? —pregunté, y los tres asintieron. Las dos chicas, que no conocía, volvieron a comentar entre ellas todo lo que habían visto, y la gente comenzó a unírseles, así que me fui alejando del corrillo disimuladamente.

—Sí que es cierto. —el chico, al que aún no conseguía recordarle el nombre, siguió tirando de mí, ahora hacia la barra donde estaban sus amigos.— Cuando volví de clase la ambulancia se los estaba llevando. Aunque nadie sabe quién fue, hay rumores, también, de que les pegó el alumno este, que viste de negro y es malo, cómo se llama... —con eso, toda mi atención, anteriormente puesta en lo que me rodeaba, volvió al moreno.— Ni idea. Pero da igual, ¡tómate algo con nosotros, Lucy! —dijo, aunque luego, como si se diese cuenta de que había cometido tabú, soltó mi brazo de repente.— Bueno, si quieres, claro.

—Está bien.—Accedí, casi sin querer, y él me llevó otra vez hacia sus amigos.

—¡Hey, Axel! —saludaron sus amigos, para luego reparar en mí.— Oh, y hola a ti también, Lucy. —rápidamente me hicieron un sitio entre ellos y me sirvieron lo que fuese que estaban tomando.

—¿Cómo es que vienes con fría Lucy, Ax? —rió uno de ellos y eso me hizo volver de la nube en la que me encontraba con mi bebida hacia ellos.

—No digas eso. —el susodicho le dio un golpe en la nuca.— No es cierto, Lucy es muy agradable, panda de idiotas.— mi nuevo amigo agarró mi hombro con confianza.— ¿Verdad, Lucy? —Y yo asentí, por no mosquearme, aunque con la nueva bebida que me sirvieron dejé todo eso de lado, al golpearme en la cara aquello en lo que había estado pensando.

Tuvo que ser él. ¡Claro que tuvo que ser él! Reí inconscientemente y todos se me quedaron mirando, así que rápidamente me levanté y me excusé.

—Muchas gracias por la bebida, pero subo ya a mi habitación. Nos vemos en clase.

Le di las gracias especialmente a Axel, que por fin sabía su nombre, y eché a correr por los pasillos, aunque no precisamente a mi habitación, sino que me precipité llamando como loca en la de Alén, esperando que estuviese allí.

Por suerte, una despeinada peliazul me abrió la puerta y me colé antes siquiera de saludar.

—Dime su nombre. —le pedí, y ella me miró raro antes de sentarse otra vez en su cama.

—Sí, hola a ti también, estoy maravillosamente bien, gracias por el interés. —alzó el ceño con sarcasmo.

—Ya sé que estás bien, recuerdo haber recibido un mensaje tuyo hace tres horas diciéndome que estabas por follar. —me dejé caer en su sillón, impaciente.

—Punto para ti. ¿De quién querías el nombre?

—Del chico ese al que me dices siempre que no me acerque, el que es supuestamente malo.

Resopló como si ya se lo temiese.

—No es solo "supuestamente", tonta. Y ya lo sabía, sabía que dentro de esa burbuja de indiferencia al final iba a interesarte. —se encogió de hombros.— La verdad es que aunque quisiese ayudarte, que no quiero, no para que te enrolles con él y salgas mal parada, no sé su nombre.

—Pero puedes conseguirlo, ¿o me equivoco? —Alén rió.

—Claro que puedo, por poder puedo hasta conseguirte el teléfono. Pero para ello debería quererte muy poco y hasta ahora somos mejores amigas. —negó, pero yo ya estaba repasando mentalmente qué cosa podía ofrecerle exactamente, con la que sabía que no iba a negarse.

—Hoy estuve en el piso de Gwendolyn. —cambié de tema, llamando su atención.

—¿Qué Gwendolyn?

—La hermana del chico ese que tanto te gusta. —abrió los ojos desmesuradamente y se incorporó.— Y puede que, accidentalmente claro, haya utilizado su teléfono para hacer una llamada porque el mío estaba "sin batería". —con las comillas que hice con los dedos la metí en el bote.— Y también podría ser que haya visto, e incluso apuntado, cierto número de teléfono que ella tenía guardado por ahí.

—No puede ser. —Alén abrió la boca con la sorpresa cuando empecé incluso a recitar los primeros números del teléfono que todavía recordaba.— Vale. Tenemos trato, ¿para cuándo quieres el nombre y el número?

—Para ahora.   


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He aquí otro más <3 

No tengo mucho que decir de él, lo cual es raro but anyway. ¡Perdón por la tardanza! 

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⏰ Última actualización: Jan 23, 2016 ⏰

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Cold like LucyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora