El cielo se tornaba cada vez más gris.
Nubes negras se acercaban a la ciudad.
El frío se colaba en los abrigos de todas aquellas personas que aún se encontraban en la calle.
El eco de los truenos ya se podía oír desde la lejanía.
Prometía ser una de las tormentas más fuertes que azotaba la ciudad.Claire entró a su cuarto con su mochila colgando de un hombro y una taza de chocolate caliente en la otra.
Se acercó a su escritorio y dejó caer su mochila al suelo. Con ambas manos sujetó la taza para poder calentarlas.
Caminó hasta su ventana y se acomodó sobre los cojines que tenía allí. Una de las cosas que más le gustaban, de su cuarto, era su ventana. Ésta tenía un gran saliente que se había habilitado como sillón, ahí podía sentarse a observar a la gente pasar por su calle, riendo, hablando, paseando a sus perros...
Pegó sus rodillas a su pecho y le dió un trago a su taza.
Poco a poco, pequeñas gotitas de agua fueron cubriendo el cristal de su ventana. La tormenta ya se encontraba sobre la ciudad, acompañada de un fuerte viento, que amenzaba con arrancar las margaritas de su madre.
Pasaron los minutos y la tormenta seguía, sin dar indicios de querer acabar. El cielo ahora era negro, todo se había oscurecido.
Una luz llamó la atención de Claire. Frente a ella, se había iluminado la habitación que estaba frente a su ventana.
Claire estaba a punto de levantarse cuando lo vió.
Alexander Morris, también conocido como Lex.
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Claire & Lex
RandomClaire solo se encontraba observando la lluvia por su ventana. Lex solo estaba corriendo las cortinas de su cuarto. Dos miradas. Una sonrisa. Y muchos papeles...