07:30 a.m.
Esa era la hora que marcaba el reloj de Claire en su pared. Restregó sus manos sobre sus ojos y bostezó. Volvió a dirigir su mirada al reloj y todo el sueño que aún le quedaba, se desvaneció.
Solo tenía media hora para vestirse, desayunar e ir al instituto. Se levantó de un salto de su cama pero, con mala suerte, su pie izquierdo se enredó en las sábanas y acabó en el suelo.
Se levantó quejándose y se dirigió a su ventana. Allí, descorrió las cortinas y dejó que la luz inundara su cuarto.
Lex entraba por la puerta cuando vió a Claire mirando su cuarto desde el suyo. La curiosidad de la chica era impresionante. Vislumbró un leve salto, de susto, que dió el cuerpo de Claire.
Caminó hasta su escritorio y buscó en el primer cajón el cuaderno que había utilizado para saludarla la noche anterior. Sonrió al encontrarlo, buscó una nueva hoja en blanco y cogió un boligrafo.
Mientras se dirigía a la ventana comenzó a escribir.
《Buenos días,...
La respiración de Claire se atascó en su tráquea al leer la nota.
...princesa?:S》
Buscó desesperada el rostro de Lex y vió que tenía el indicio de una sonrisa tímida. Era tan adorable.
Su corazón comenzó a latir a un ritmo frenético y su respiración se hizo irregular. Sus mejillas se tiñeron de un intenso rojo que incluso Lex pudo admirar desde su ventana.
Claire volvió a la realidad y le hizo un gesto con la mano, indicándole que esperase un momento.
Saltando por encima de su cama y evitando enredar otra vez su pie, se dirigió a su escritorio y cogió un block que siempre tenía allí. Con un bolígrafo negro comenzó, también, a escribir mientras se dirigía a su ventana.
《Buenos días,...
Una carcajada brotó de la garganta de Lex.
...principito?:S》
A partir de ese momento, a tan solo veinte minutos de comenzar el instituto, dió comienzo un historia de largas charlas a traves de papeles escritos en hojas blancas, que eran presionadas contra los vidrios para poder ser leídos.
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Claire & Lex
RandomClaire solo se encontraba observando la lluvia por su ventana. Lex solo estaba corriendo las cortinas de su cuarto. Dos miradas. Una sonrisa. Y muchos papeles...