Reir, llorar y callar

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"Reir, llorar y callar"

Desesperación. Una sola palabra desnuda que resume parte de los sentimientos de un alma en apuros. Cuando las paredes apretan y los armarios se convierten en gigantescos monstruos que aspiran y tragan palabras, frases gritadas, exclamadas a baja voz, casi un susurro sepulcral que se encierra para volver a atormentar la mente y transformar el alma que se empequeñece. No basta con apretar los puños, no basta con gritar fuerte para callar las voces, para convencerse de que no es real, que la pesadilla terminará, no basta imaginar que jamás sucedió, que esas manos no fueron las mismas, que el tiempo cambia las acciones y el viento se lleva los pecados.

El corazón se endurece, los músculos entumecidos, la carne grita de dolor y angustia.

Y la imagen infinitas veces aparece en los sueños, la misma una y otra vez.

Las paredes rasguñadas señalan aquí y allá marcas que deja la locura, única salida del mundo real cuando este es demasiado aterrador.

La "vida", si es que se puede llamar vida al intento de sobrevivir un día más para poder llegar a la noche y pensar que a la mañana despertarás y todo habrá pasado, pero los días pasan y las cosas no cambian. Toda la "vida" se torna aburrida y pierde total sentido.

Cuando esas mañanas despiertas con furia arrebatada golpeando y lanzando cosas, sin sentido, sin consecuencias. Levantarse esas mañanas con gusto raro en la garganta para recomenzar, para volver a vivir el día más insípido todos los días .

La vida, ya no tiene gusto la vida, ¿Qué puede esperarse de bueno, de diferente? Días en los que uno pierde las esperanzas y aun así no tiene el valor de quitársela, donde se cree que todo es fácil, que un suave salto y todo estará hecho, el sufrimientos termina. Todas las horas pidiendo perdón no sirven, sino el valor de enfrentar la realidad, de seguir.

Los vicios no sirven para olvidar, tampoco el alcohol, solo queda esperar y aguantar, vivir un día maás y algún día dormir tranquilamente para siempre.

Aunque el amor fue lo que impulso, no hay lugar para él ahora.

Las heridas se vuelven puntos de castigo, aún sin tenerlo merecido.

Quiere uno reír, llorar, callar, una vez más y al final dormirse para soñar con los días de antaño, donde todo era paz y amor, y no despertar, ¿Para qué hacerlo si ya no tiene ningún sentido nada de este mundo?

"Pero no, no ahora", y el miedo toma un punto en la lucha.

Las bajezas, el odio, las mentiras se encierran en el subconsciente y marchitan las ideas y atormentan el alma. No callan y devuelven a la mente viejas memorias, recuerdos apagados.

El tiempo no pasa, ¿Cuándo terminará?

Minutos, segundos, horas.

Algún día el suelo se hará infinito y mi alma caerá. Para reír, llorar y callar por toda la eternidad.

Vidrios RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora