CAPÍTULO XXI: La mentira y el engaño tienen patas cortas.

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Narra Duff.

Agarré la revista que semanas antes había destruido a Andy y Rose. Lo que vi con atencion en una de las fotos era: Fotografías tomadas Por L. Turner. Eso me sorprendió y a la vez me molestó. ¿Quién que yo conocía tenía el apellido Turner? Muy simple: Lisa... 

Llamé a mi abogado y juntos llevamos la evidencia a la corte. Al día siguiente sería el momento de las declaraciones. Lo que había hecho Lisa no estaba nada bien. Ella no ea a quien amaba. Era Lisa una víbora escupidora de veneno que utilizaba su trabajo para arruinar la vida de los demás. 

Narra Andy.

Después de llegar del estudio me quedé pensando en la canción. Tal vez Michael Duff sí sentía amor por mí, pero no podía estar 100% segura hasta no haber demostrado lo suficiente. 

Al día siguiente estaba por salir a correr cuando unos oficiales llamaron la puerta. Atendí.

— ¿Necesitan algo? —

— ¿Señorita Andrea Gray? —

— La misma —

— Necesitamos que nos acompañe a la corte — me llevaron a su patrulla.

 Estaba muy confundida pero lo primero que pensé fue que Michael Duff se había metido en problemas. Bajé de la patrulla y caminé por los pasillos de la Corte hasta llegar a la sala. Me senté en la zona de testigos. El juez, uno hombre barbudo y de cabello cano empezó a hablar.

— Se acusa a la señorita Lisa Turner por invasión a la propiedad ajena y acoso fotográfico — 

La vi entrar bastante seria. Esa misma chica había sido otra de las que estuvo con él y que lo encontró en el paseo de compras. Las horas pasaron, eternas y aburridas. Cada quien daba sus argumentos acerca de lo sucedido. En un par de ocasiones fui llamada al estrado nada más para dar mis explicaciones. Luego de cinco aburridas horas, Lisa fue sentenciada a un año de cárcel por las razones ates mencionadas. Salí de ahí con mucho sueño.

— ¿A dónde vas tan apurada? — me detuvo Duff.

— A dormir... — 

— No escuché un "Gracias por eso Michael Duff" —

— Gracias por eso Michael Duff... Ahora me voy a mi casa —

— Espera... Al menos deja que te lleve... Sé que no viniste en auto —

— Está bien... Pero me dejas en mi casa y te vas a hacer tus cosas —

— De acuerdo... —


Narra Duff.

La llevé a mi auto y en silencio manejé hasta su casa. Ni siquiera la radio pasaba algo interesante. Llegué a su casa y me estacioné en el cordón de la calle.

— Michael Duff... —

— Dime... —

— Gracias por eso... Enserio... y me encantó la canción... — extendió sus brazos y la abracé.

— Te mereces lo mejor Andy... Quiero demostrarte que yo no soy como las revistas dicen... —

— Hablamos luego ¿Si? —

— Está bien suerte —

Me besó el cachete y bajó del auto. Suspiré y manejé nuevamente dispuesto a cometer la mayor locura de mi vida...


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