18:43 p.m.Al fin todo guardado y en el coche.
-Mamá, vámonos ya por favor- grito desde el asiento del copiloto.
Mi madre llega y se sienta. Arranca el coche, apaga la radio y comienza a hablar.
-Veo que tienes ganas de llegar eh... ¿Va a estar Josh?
-Mamá no sigas por ahí. Josh fue mi novio en la secundaria, hace más de tres años, créeme, no vamos a volver.
-¿Por qué no? Era un buen chico...con buena familia, buenas notas, ingresos... Era perfecto para tí.
-Se te ha olvidado un pequeño detalle mamá- me mira interrogante- es homosexual.
-¡Venga ya! Él ni era gay, ni lo es. Le gustabas mucho, eso es imposible.
-¿Cuántas veces tendré que explicartelo de nuevo? ¡Era una tapadera mamá! ¡No salimos de verdad! Nunca.
Los padres de Josh son muy homófobos, y él, empezaba a sentir cosas por otro chico... El caso es que ellos empezaron a salir y me dijo que sus padres sospechaban de que tenía pareja, así que querían conocerla. Sí, ese era el problema, querían conocerla, sí, a ella, esa chica que ni existía ni existirá. Entonces Josh me pidió que si podía fingir ser su novia por un tiempo a cambio de clases de matemáticas y claro, acepté. Necesitaba esas clases y él también el favor, entonces, ¿por qué no?
Esta parte sólo la sabemos él y yo. Gracias a él aprobé el curso, básicamente. Yo fingí por él y él me dio clases. En paz, más o menos...
-Cariño, vi como se sonrojaba cuando os besabais delante de mí.
-Pues sería de asco mamá, porque era, es y será gay para siempre, ¿Sí?
Seguimos todo el camino en silencio hasta llegar a casa. Tenía tantas ganas de esto que apenas me sostenía en pie.
A Alli la recuerdo porque hacíamos una videollamada a la semana. Ambas estábamos seguras de que aunque me fuera a vivir a un pueblo perdido por la montaña durante casi medio año, no perderíamos el contacto jamás. Por suerte, ha sido una de esas promesas que se cumplen por siempre, y ahora que estoy de nuevo en la ciudad al fin podré verla. Bueno, más bien a todos.
-Patricia, sal del coche y ayúdame con tus cosas.
Me quito los auriculares, los guardo y salgo. Cojo las tres primeras cajas y las dejo en torre frente al portal. Cuando vuelvo al coche a por más cajas, oigo un ruido.
-¡Patri! ¡Hey chicos ya ha llegado!
Un chico alto y moreno se acerca corriendo hacia mí por la acera.
Dejo las cajas en el suelo y lo abrazo. Tras un tiempo de abrazo, me dice:
-Vaaya Patri... Ya veo que te cuidas...- me sonríe mirándome de arriba a abajo pícaro.
-Puedo decir lo mismo Matt...-está muy guapo, aunque siempre lo fue. Además, es un chico al que no le falta ego que digamos... Lleva muchas camisetas ajustadas y de tirantes y en sus redes sociales sólo se hace fotos sin camiseta. Eso lo odiaba, pero bueno, ese es él en la pantalla, no tras ella.
-¡Patri!
Un grito de una voz femenina y dulce se escucha por detrás de Matt.
-¡Alli!
En lo que tardamos en abrazarnos, a pesar de que estábamos corriendo como una película, me da tiempo a mirarla.
Vaya, está increíble. Su pelo pelirrojo resalta mucho más cuando se lo deja sin alisar, esos labios finos pintados de carmín rojo le hace estar sexy, bueno, aún más, porque ese vestido no le queda nada mal...
Nos alcanzamos y nos abrazamos. Huele a la colonia que le regaló Rubén por Navidad: Sex in the city.
Rubén es su novio, no es mal chico, aunque nunca me calló bien. Hizo que Alli se enganchara a los porros...así que no me puede caer bien ya que en cierto modo le hace daño.
Nos separamos y nos miramos.
-¿Qué tal el viaje tía? Estás espectacular... Esos vaqueros te hacen un culo...
—Ya veo que no has cambiado...- reímos- y bien, gracias. ¿Aquí qué tal?
—Bastante bien, aunque faltabas tú, tenemos mucho que contarte...-añade Matt.
—Bien, ¿vamos a tomar algo y me ponéis al día?
—¡Claro!- dicen al unísono.
—¿No pretenderás que meta yo todas las cajas verdad Patricia?- pregunta mi madre, Matt y Alli ríen por llamarme Patricia.
Le doy un codazo a Alli y añado:
—Luego metemos todo mamá, tú ve a casa de la tía Sara, ¿vale?
Me mira mal, se mete en el coche, arranca y se va.
Me giro hacia mis amigos y los abrazo. Cuando terminamos les digo.
—¡Bien! ¡Contadme!
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Seamos Felices
RandomPorque te juro, que lo bonito del amor, no es amar las cicatrices del otro, sino que, la otra persona te ayude a amar las tuyas.