El diario de un esquizofrénico

Día 47.

14 de agosto de 1972

"Me acabo de encontrar a "mi profesor" de literatura, y que inoportuno. Sus charlas me agobian, aunque tengo que ser educado, el problema es que me enfurece mucho, lo mínimo que puedo hacer es escucharlo.

- Michael, ¿Cómo estas?

- Hola.

- ¿Qué te sucede, Michael? ¿Necesitas mis clases de literatura?

- ¿Es usted retrasado?

- Michael, ¿Qué te sucede?

- Haber, ¿viene a hablarme como si no hubiera sucedido nada? Usted tiene un problema mental, me engaño y quiere que le hable como si nada. Yo creo que el único loco entre usted y yo, es solamente usted.

- Okay, Michael ... Se que esta enojado, y debí decirte la verdad. Me preocupas ...

Lo interrumpí

- Si le preocupara no me habría hecho esto, ¿Cree que merezco mentiras? He sido bueno, casi lo considero alguien especial para mi y se atreve a mentirme. ¿No se supone que los psicólogos hacen lo mejor para sus pacientes? Y no estoy diciendo ser un paciente, yo opino que debería dejar de ser tan hijo de puta.

- ¡Wow! Michael, eres la clase de persona que no había visto nunca. Se que he tenido un comportamiento inadecuado contigo sin embargo, trato de ser buena persona contigo, te mentí y tienes toda la razón al reclamarme, entiendo tu enojo, ahora mismo lo único que puedo decirte es ... Michael sigue con tu diario, escribe todos tus sentimientos, no los reprimas, se que alguien en ese diario te escucha y te lee, dale una magia a esa libreta. Cree en lo que quieras no obstante, NUNCA Michael, NUNCA dejes de escribir, prometemelo.

- ¿Porqué prometería eso?

- Por que yo se que tú eres bueno, y juro ya no molestarte, me preocupo tanto por ti que quiero que seas feliz. Prometelo, Michael.

- Si eso significa que se aleje de mi y no me hable nunca entonces lo Prometo.

Cuando pronuncie esas palabras, el profesor se fue mientras tenia las manos en los bolsillos del pantalón. Puede que esto sea la cosa más rara hasta ahora".