16. ¡Es mía!

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Foster estaba más que segura, ella sabía quién tenía a Alexa, y no le cabía ninguna duda. La agente y unos diez policías se dirigían a la casa del culpable.

Foster bajó de la camioneta, mientras los polícias tiraban la puerta abajo, al segundo que la puerta cayó, entró silenciosamente con su arma en una mano, y una linterna en la otra.

Pasó a la habitación y encontró al culpable, allí, durmiendo con tranquilidad.

Cuando Foster vió que se movía levantó el arma apuntándole en la cabeza.

—Señorita Anna, está arrestada por secuestrar a Alexa Brooks el día 18 de Enero de este año —dijo Foster, que se acercaba a ella y le ponía las esposas.

—¿Qué? ¡Yo no he hecho nada! —insistió asustada.

Un polícia entró por la puerta, agitado.

—Encontramos a la niña, estaba en una habitación, atada de manos y pies... por suerte aún sigue viva —dijo él.

—¿Así que no has hecho nada, eh? —Foster la tómo y la sacó de la casa para meterla dentro de la patrulla.

—¡Ella es mi hija! ¡Es mía! —chilló la Psicóloga.

AlexaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora