Esto no es el capítulo uno.

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Dicen que es malo odiar, y más cuando a quien odias es a tu padre. Pero no es justo; tal vez nunca lo será, me rehuso a querer a Enrique Phayne, porque para quererlo él tendría que hacerlo y creo que es algo que claramente no hace.
Tenía 17 años cuando todo pasó, como cualquier preso me  faltaba un año para mi libertad, me niego a decir de donde vengo porque nunca sé dónde estoy, a duras penas sé mi nombre, Alessandra Phayne y a duras penas sé porque estoy aquí, pero nunca entendí lo que pasó, si es que pasó de alguna forma.

SÍNDROME DE ESTOCOLMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora