Miranos.
Terminamos.
Los amantes al final se separaron, la distancia no fue la que lo causó, las palabras mucho menos, fue el orgullo quién clavo la daga en el romance de estas dos almas pobres unidas por sentimientos mutuos. Los ojos de uno quizá sacaron ríos y mares, los del otro, es posible, escribieron su dolor y pena en papel por no poder ver la belleza de su pareja, pero el dolor desaparece, los recuerdos se nublan, los sueños se pierden, las lágrimas se secan y los escritos se borran. Aunque el dolor tarde en desvanecerse la cicatriz queda en las venas.
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A mi musa.
PoetryLa noche es mi día. Los ojos de quién sea pueden ser mi musa. El escrito mi escape.