Capítulo 2

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Emma le restó importancia luego de pensarlo un rato.
Solamente creía que era otro ataque de su tía.

Tras escuchar, de nuevo, golpes en su puerta se levanta y abre.

- Emma, en serio, necesito que me digas la verdad - dijo su tía con mas calma que antes - Y disculpame por la cachetada, en serio, no se que me pasa -finalizó.

- Cachetada que recisto en devolverla. -susurró entre dientes- Quiero que te quede algo claro, yo no te robé nada.

- Qué mierda te dije sobre mentir, muchachita -la rubia subió el volumen de su voz.

- Esa boquita, tía. No son palabras para usar en frente de una niña -Emma sonrió inocente.

- JA, por favor nena, ¿te me vas a venir a hacer inocente? Qué inocencia la tuya, eh. No sabía que para robar también sos inocente. Decime de una puta vez la verdad -Lourdes ya perdía su paciencia.

Justo cuando Emma iba a responder, tocan el timbre de la casa.

Lourdes baja y sonríe al abrir la puerta principal, ya que en ella se encuentra un oficial.

- Buenos días, señorita. Soy el oficial Harries. -le tendió la mano a Lourdes, la cual aceptó con gusto- Vine debido a que llamaron a la estación por un supuesto robo.

- Sí, hablando de eso, espereme aca, por favor- dijo Lourdes subiendo la escalera para hablar con Emma.

Mientras subía, no podía borrar la sonrisa de su rostro.
Por fin se iba a deshacer de ella.

Escucho la puerta sonar, la verdad no puedo dejar de pensar en lo que dijo Lourdes, ¿será otra de sus trampas? porque si es así, no le daré el gusto. Tocan devuelta la puerta...

- Adelante - dice Emma.

- Emma, necesito que salgas y bajes. -ordenó su tía- Hay alguien que quiere verte.

- Bueno, esperame que me voy a vestir, en 2 minutos salgo - Respondió la castaña.

Emma prepara en una mochila lo necesario, para poder salir de la casa, sin que nadie se de cuenta.
Su celular, prendas de ropa al azar, la comida de su mini-heladera, libros y agua.

Todo eso es lo que iba dentro de la mochila.
Se acercó a la ventana, y con cuidado de no hacer ruido, la abrió.

Saltó de la ventana, a la del vecino, de ahí tomó las ramas de un árbol y se colgó, para ir bajando de rama en rama, hasta quedar completamente en el suelo.

Una vez en tierra firme, corrió hasta el portón del patio trasero.
Lo abrió lo más rápido que pudo, y corrió de la misma manera.

Aunque que no fue una velocidad suficiente, ya que el patrullero iba tras ella.

Poco tiempo después, tuvo que desviarse por otro camino más peligroso, por el cual no la siguieron más. Ella paró para tomar un poco de su agua fresca, ya que tenía mucha sed por correr.

Caminó por las silenciosas calles, hasta que encontro una casa, la cual parecia abandonada.
Por la casa no rondaba ni una mosca, por eso, le pareció el lugar perfecto para quedarse hasta poder escaparse del país.

Sin dudarlo, se adentró en ella.
Al entrar a la casa, se saca la mochila y la deja en el piso. Miró con cara de asombro todas las cosas que habían en esa enorme casa.

A lo lejos divisó un enorme sillón.
Y no dudó ni un segundo en correr y tirarse sobre él.

De a poco fue cerrando los ojos, hasta que quedó completamente dormida.

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