Obsesion

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«Tener que verla todos los días se ha vuelto mi mayor problema».

«Depender de ella... ¿sería la mejor opción? no, yo creo que no».

«Odio esa sensación que causa en mi cuando sonríe. Cielos qué estúpido».

«Jamas debí haber dejado que entrara en mi vida».

Muchos pensamientos surcaban la mente de Erick, muchas preguntas se formulaban con cada uno de ellos pero ya no podía cuestionar si lo que estaba haciendo estaba bien o estaba mal pues secuestrar a alguien no es algo que puedas solucionar como si nada o tal vez si, pero no estaba dispuesto a dejar ir a la persona que ama.

Se encontraba a las afueras de la ciudad en una casa que había sido su proyecto personal las ultimas semanas por no decir meses, alejados de todo, su nuevo hogar donde el tormento comenzaría.

Todo estaba planeado, armarios llenos, viveres y sustento para varios meses en el cobertizo, no había dejado nada sin supervisión y lo mas importante para poder sobrevivir estaba despertando.

Apenas lograba recobrar el sentido, un tenue zumbido mezclado con voces distorsionadas le molian la cabeza. 

"En otras noticias, el secuestró de Hannah de la Rosa, una maestra de artes famosa en redes sociales por sus lienzos y obras de arte, lamentable aún no se tiene noticias de ella.... 

En medio de la habitación se encontraba atada de manos y pies a una silla de madera bastante pesada, la cuerda con la que estaba atada era bastante aspera y rozaba sus muñecas desnudas comenzando a verse rojizas por los intentos de zafarse pero apenas escucho ruidos ajenos al televisor se detuvo, por mas que forzaba sus ojos no lograba ver nada solo escuchaba palabras amortiguadas, meticulosamente se le habia colocado una pañoleta en los ojos y alcanzaba a cubrir sus oidos.

La policía no ha querido dar detalles del caso pero se sospecha lo peor dada la situación ya han pasado las horas que se consideran vitalicias en casos como este, también se sospecha del esposo quien...."

Escuchaba atenta las noticias hasta que sin previo aviso todo en la habitación ensordeció, trago saliva y sintió como un sudor frío le recorría el cuerpo. Nada cubría su boca pero aún así no se atrevía a decir nada sentia que se había convertido en un desierto.

El piso de madera rechinó, alguien más estaba en la habitación y podía sentir como se acercaba. Con su respiración agitada su pecho subía y bajaba con rapidez, sus manos se aferraban a los descansos de la silla y poco le faltaba para encajar las uñas en la madera, todo su cuerpo estaba tenso, esperando, tratando de sentir cualquier movimiento y anticipar lo peor.

- ¿Un secuestro?... -esa voz, ella conocía esa voz- jamas sabrán... y nadie jamas te llevara de mi lado.

Una respiración tranquila en su mejilla del lado izquierdo, estaba tan cerca que el ambiente había cambiado de un momento a otro, era asfixiante, se sofocaba con el calor del cuerpo a su lado y de repente un aroma familiar llego a su nariz. Era su perfume, era el perfume que le regalo y sin pensarlo dijo el nombre de su secuestrador en un débil susurro que se llevo su vida en el o al menos así lo sentia mientras él dejó escapar uno de completo alivio, ambos estaban teniendo ideas completamente opuestas pero ninguno de los dos lo sabía... aun.

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