18 de mayo, de 1999.
Abraham
Noté que Lucy se tensaba a mi lado al oír los constantes gemidos de la mujer sobre la camilla, causados por las contracciones; lo cual significaba que un bebé nacería.
Éste sería su primer protegido (nefilim) después de cien años. Podía imaginar lo pálida que se pondría al escuchar que tendría dos más. Me reí ante mi pensamiento. La miré con simpatía mientras que ella posaba su vista sobre la espalda de la enfermera, sus labios formaban una fina línea, y sus manos temblaban.
Sonreí ante la escena; los nacimientos siempre eran emocionantes para mí, aunque ya los había visto incontables veces.
Posé una mano sobre el hombro del ángel con gentileza. Lucy me miró con temor y desesperación; ella sabía que cuidar a este chico sería un mandato de mucha importancia. Traté de transmitirle calma mediante mi don. Sus ojos se cerraron, y con un breve suspiro, su cuerpo se relajó.
Al abrirlos, mostraba en ellos determinación; ése era el valiente y maravilloso ángel que yo conocía.
-¡Es un niño! -exclamó la enfermera cargando a una pequeña criatura (que lloraba a montones, no hace falta decir) envuelta en una sábana. Se veía tan pequeño, tan frágil. Sabía que un día, ese chico se volvería en un gran hombre, lleno de sueños y esperanzas.
-Déjeme verlo... Por favor... Se lo pido -suplicó Laura entre jadeos, la madre del niño, extendiendo los brazos para tomarlo. La enfermera entregó al niño a su madre con delicadeza. Ésta última lo tomó entre sus brazos, mirándolo con amor. Acarició suavemente su cabeza, y lentamente se acalló el llanto de la pequeña criatura.
Cuando Lucy se acercó a verlo su rostro desprendía calidez. Observaba con extremo cariño al pequeño bebé en los brazos de la madre. Laura miró a Lucy sonriente, y después volvió a bajar su mirada al niño.
-¿Cómo se llamará, Laura? -preguntó la enfermera, la cual se estaba abrazando a sí misma. El ángel levantó su vista hacia mi con lentitud, aún sonriendo.
-Lucas. Su nombre es Lucas August Highdale -respondió mientras dejaba con recelo que la enfermera tomara al niño nuevamente, para llevarlo a revisar, y ver si la criatura no portaba ninguna enfermedad y que todo estuviera correcto.
-Es un hermoso nombre -admitió la enfermera-. Debes descansar, mañana podrás regresar a casa. Ahora duerme un poco, a tu lado está un medicamento que te ayudará pasar la noche sin dolor -le agregó, señalando el amarillento frasco sobre la mesa con la cabeza- Buenas noches, querida.
Lucy abrazó a Laura después de ver que la enfermera saliera de la habitación. Me acerqué a felicitarle, y darle mis mejores esperanzas. Lucas iba a vivir una preciosa vida llena de felicidad, eso no lo dudaba, pues tenía muy buenos padres, y uno de los mejores ángeles guardianes.
-Me alegra saber que tú le cuidarás. Confío en ti más que nadie -dijo Laura tomando las manos de la joven.
-Haré como si no escuché eso-bromeé sonriendo, las chicas rieron ante mi comentario. Debía aceptarlo, se veían muy lindas juntas.
-Ah ya, hablando del Rey de Roma. Me alegra verte de nuevo Abraham, sin embargo me gustaría que me visitaran más seguido. Mi esposo a veces me pone nerviosa con su ansiedad -rió un poco, una suave risa, tan suave como la brisa de una mañana-. Es un buen hombre, ojalá pudiera decirle todo esto.
-Ya sabes que eso está prohibido -le recordé señalandole con un dedo-. Vamos Lucy, ambas necesitan descansar. Mañana comenzarás con tu cuidado, este chico es muy importante.
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Del Cielo al Infierno
AdventureCada persona, cada animal, cada ser viviente tiene el cuidado de un ángel; un ser lumínico, lleno de paz y armonía. Cada día, un ángel cae por una grave fechoría. Cada día, un nefilim nace. Los demonios sufren de envidia. Los mandatos se vuelven más...