Te di lo mejor de mí, te quise como se quieren pocas cosas, te consentí, te dedique letras que jamás nadie escribió, te amé más allá de lo imposible... Pero nunca estuviste para mí, sin embargo siempre supiste como atarme, un gesto, una palabra, un mensaje, que llena de ilusión y tú lo sabias, pero tal vez aunque no me querías, necesitabas que yo te quisiera. y eso es lo que más deteste de ti. Pero no me arrepiento al fin y al cabo me diste las noches de insomnio más bonitas de mi vida. Gracias por todo.