Cuando cayó la primera nevada, te dio por hablar, me contaste quien eras, de donde venías, tu historia entera.
Te escuché, entendí muchas cosas sobre ti, y también entendí, que era mi turno de hablar.
Entonces, miré atrás, a mis recuerdos, y tomando valor, tratando de no tartamudear o romper a llorar, te conté la historia de un chico, que desde que nació no hacía más que servir.
Y, que, cuando se enamoró, no pensó que lo fuera a perder todo.
- Un criado y una señorita heredera - Te dije - ¿Te lo crees? Lo tonto que fui.
Tu me miraste, con esos ojos de luna - Ninguna clase de amor es tonto - Dijiste, y juntaste delicados labios con los mios, cerrando, de tajo, las heridas que me dejaron los años.
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Cancer
ContoElla era como la luna cambiante y hermosa, parecía que hasta la marea cambiaba con ella. Sus ojos hermosos y claros, parecían capaces de darle luz hasta la más espesa oscuridad. Portaba la esperanza en su voz, su gentileza, su cálido proceder, su al...