Ojos heridos, alma venenosa.

≤Dylan V≥

Despejando su mente de lado optó por salir de paseo en familia. Sentía que cuanto más se hundía en su poso marginado de sufrimiento más se alejaba de la gente que amaba. Su esposa lo escuchó la noche pasada llorando junto a ella en la cama mientras, supuestamente, dormían. Más se indigno a preguntar, no quería que le contara sólo porque ella le preguntó, sino que esperaba a que él mismo se lo cuente cuando se sintiera a gusto de hacerlo.

Tenían planeado ir a una heladería para luego terminar en algún centro comercial para comprarle juguetes a su hija y ropa a su esposa. En el trayecto ven a un gato negro y su pisar se paraliza deteniendo junto a él a su esposa e hija. La niña grita de amor al ver al felino sombrío y con una sonrisa le pregunta a su padre: "¿Lo podemos llevar a casa?" Y no sabe lo que estaba pensando, pero asintió viendo a través de sus ojos amarillos los ojos de Joshua.

Su esposa no le dijo nada aunque odiara a los gatos, tenía cierta debilidad por su hija y verla tan contenta y entusiasmada hizo que su disgusto volara lejos.

Luego de la divertida salida, que termino yendo al veterinario, llegaron a casa los tres con una sonrisa y millones de cosas para el gato. Lo recostaron en su cama y éste se quedó allí estirando sus largas patas. Su padre eligió el nombre y al decir Josh su hija lo amó.

No entendía bien lo que le pasaba, hace días estaba llorando intentando olvidarlo y luego sonríe al ver a un gato que le recuerda a él.

Mientras su esposa preparaba la cena subió a la habitación para cambiarse la remera puesto que ésta estaba llena de pelos gatunos. Se puso una camisa a cuadros a la vez que notó una carta pegada a la ventana. Sus ojos se abrieron increíblemente grandes y se acercó rápido a buscarla, como si alguien incumbiese en la habitación abruptamente para leerla.

Dejando su torso medio desnudo, comenzó a leerla.

"Uno de los dos está más jodido porque uno está recordando lo que el otro olvido."