Capítulo 9

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-Haru- gritó Makoto, mientras me perseguía a toda velocidad.

Bajé mi velocidad para que me alcanzara.

-¿Qué te sucede Haru?¿Estás bien?- me decía preocupado.

-No, no estoy bien. Amón no puede decirle eso a las personas. No puede mentir tan descaradamente.

-Sí, a mi tampoco me gustó lo que dijo.

-Ya no se si quiero seguir ahí.

-Debes seguir ahí, una vez que entras no hay vuelta atrás...Una vez un chico renunció y a los dos días despues lo encontraron muerto.

-Creó que debiste decirme de eso antes de que me uniera.

-Ups, perdón...- dijo Makoto apenado.

-No importa, yo me las veré para seguir allí.

Supongo que no tengo otra que soportar la manga de idioteces que dice nuestro jefe.

-Haru, tengo una pregunta.

-Dime

-¿De donde sacaste eso de que Rin se reuniría con las medusas Cubozoas?

-Lo siento, no puedo decírtelo Makoto.

-Esta bien, lo entiendo. Solo
que..bueno...es muy difícil de averiguar ese tipo de información, a no ser que seas alguien cercano a Rin, ya que el es muy reservado.

-La fuente que tengo es muy cercana a él- dije para luego tirarle una mirada, para que dejara de preguntar sobre eso.

-Esta bien, confío en ti. Oye Haru ¿porque no vamos a almorzar algo?

-Esta bien.

Fuimos al "Centro crustáceo", uno de los lugares más famosos del reino por la amplia variedad de delicias marinas que poseían. Entramos y nos acomodamos en una mesa. Uno de los camareros se acercó para pedirnos la orden. Makoto pidió una carne de Lobo marino o algo así, mientras que yo pedí Caballa. Él me miró extraño. Tal vez no sólo porque era una comida costosa, sino que también era una comida que se servía cruda y que era la favorita de los tiburones. Hasta el mismo camarero me miró extraño. Pero no me importaba, ahorraría para darme el gusto al menos una vez por semana, sin importar como me mirara la gente. Luego de que terminamos de comer, nadamos un poco por el lugar, luego Makoto me acompañó hasta mi casa, y nos despedimos. Ya era tarde, así que me fui a mi cueva a dormir. No soy de comer mucho, así que no tengo hambre por las noches. Directamente no ceno.
Los siguientes días fueron exactamente iguales. Levantarse, ir a la A.A.R.M, almorzar con Makoto, caminar un poco y dormir.

Al fin llegó el sábado, el único día interesante. Esta vez me levanté temprano, almorcé y fui sin apuro hacia el parque. Rin estaba vestido con una musculosa de un equipo deportivo que no conocía, una gorra y unos lentes de sol.

-Tengo que decirlo, hoy no te ves tan ridículo.

-Gracias, fue el halago más hermoso que recibí en mi vida.-sonrió Rin.

Sonreí.

-Tengo que dejar de pedirle ayuda a a mi asistente.

-Sí, estoy de acuerdo contigo.

Rin se rió.

-Okay Haru, que tienes para mí.

Le dije todo lo que Makoto me decía que necesitaba la gente. Durante estos días que estuvimos hablando, como el es más sociable que yo, me contaba los problemas diarios de las personas y algunas soluciones prácticas para las mismas. Rin me escuchaba con atención y anotaba todo en su libreta como la otra vez.

-Haru...antes de que me olvide...toma- me dijo mientras me daba una placa de color plateado.

Leí la placa, tenía mi nombre y debajo estaba el nombre del restaurante "Centro crustáceo".

-Rin ¿que es esto?

-Bueno, es un pequeño obsequio que te doy por ayudarme. Gracias a que ese restaurante me debía un favor, conseguí esta placa sólo para ti, que te permitirá comer gratis las veces que quieras mientras estés vivo.

-¿Osea que es..?

-Es ilimitado. Piénsalo caballa gratis, para toda tu vida.

No podía creerlo. Es el mejor obsequio que me dieron en toda mi vida. Quería desmayarme. Tenía miedo de que fuera un sueño. Pero no, era real.

-Rin, no tengo palabras...Gracias.

-No me lo agradezcas. Yo debo agradecerte, me ayudas con esta tarea que es muy difícil para mi, siendo mi vocero. Algo no muy fácil que digamos.

No me resistí más y lo abracé. Dar abrazos es algo muy extraño viniendo de mi, pero realmente estaba feliz. Rin al principio se quedó sorprendido, pero luego me lo correspondió y nos quedamos abrazado en medio del parque. Mientras que la gente nos miraba al pasar.

-Oye se ve que te gustó el regalo. Lo cual me alegra mucho.- dijo sonriendo- Bueno creo que ya es hora de que me valla, sino mi guardaespaldas va a sospechar, al no haberme visto en todo el día. Nos vemos el lunes si quieres.

-¿A la misma hora y lugar?

-Exacto

-Entonces nos vemos pronto.

-Nos vemos Haru.

Nos despedimos.
Ya era tarde. El día bajo el agua, dura muy poco. Me adentré por un atajo a mi cueva, cuando de repente sentí que alguien me observaba. Pero no le dí importancia. Entonces vi que dos hombres mitad anguilas aparecieron y comenzaron a seguirme. Luego dos más se dirigieron hacia mi y me acorralaron entre los 4.

-No sabia que los niñitos salen a estas horas.-dijo uno de los tipos con un percing en la nariz, que a medida que se iba acercando podía oler el olor a alcohol que emanaba.

-Ni yo- dijo otro, que al hablar pude ver que casi ni tenía dientes.

-Oye idiota este es nuestro lado de la calle, así que no querrás meterte con nosotros.

-No veo sus nombres en ningún lado, no les tengo miedo.-dije sin temor alguno.

-Wow amigos, parece que tenemos a un valiente.- dijo el sin-dientes

-Sí, y ya saben que les pasa a los Idiotas que se creen los valientes.-dijo uno de pelo verde mientras sacaba la punta de un arpón, de su campera. Otros de sus dos compañeros hicieron lo mismo que él.

Era una pelea, entre un débilucho contra un hombre de dos metros y tres armados. Estaba perdido. ¿Así moriría?¿de esta forma tan patética, por un atajo a mi cueva?

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Recién sábado me dieron Wi-fi para subir este capítulo, lo siento me retrasé por dos días. :/
Tengo Buenas noticias, gracias a mi tiempo libre terminé de escribir esta historia y son más de 20 capítulos, así que solo diré que este es solo el principio. A partir de este capítulo, les prometo que se volverá mucho más interesante. En fin.. les mando saludos.
Bye

Océano Profundo ☆Rinharu☆ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora