Capítulo 4

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Cap. 4

Después del incidente de la cafetería, hice todo lo posible por evitar conflictos. Así que básicamente solo salía de mi cuarto para ir al baño y coger algo de comida en la cafetería, si bien no comía allí.

En esos cortos trayectos llegué a encontrarme con Dylan una vez, pero apenas me dedicó una mirada de reojo y siguió por su camino. Y a pesar de los, supuestos, piropos y propuestas indecentes que oía en el camino, no levantaba la mirada.

Al fin llegó el día de clases, y lo agradecí un poco. Con las clases los chicos estarían más ocupados en algo que no fuese... Bueno, yo. La rutina los devolvería a su día a día y yo pasaría a ser algo sin importancia. O eso esperaba.

Seguía preguntándome de qué iba el trato que Dylan había mencionado y que nos favorecería a ambos. Si por otro lado no se había portado del todo bien conmigo, la información nunca sería de más.

El uniforme constaba de la parte superior blanca con el logo de Bravery, y la parte inferior azul oscura, colores del escudo institucional. Y esto iba desde camisetas sin mangas, polos, camisetas comunes o de manga larga, camisas de botones, chaquetas o jerséis, vaqueros, pantalones de deporte, pantalones cortos, bermudas y demás prendas masculinas, dependiendo de la estación. Yo llevaba unos vaqueros azules y una camiseta de chico que me quedaba algo grande.

Después de memorizar el horario del día, me dirigí a mi primera aula. El horario general básicamente era este:

Desayuno    8:00 a 9:00

Clase    9:00 a 10:30

Clase   10:45 a 12:15

Clase    12:30 a 14:00

Almuerzo    De 14:00 a 16:00

Entre clases tenemos descansos de 15 minutos. Y por la mañana es cuando tenemos las materias comunes, que son las más largas. Después de la comida sería algo así:

Clase   16:00 a 17:00

Clase   17:00 a 18:00

Merienda   18:00 a 18:30

Materias extracurriculares   De 18:30 a 20:00

A las 20:00 dan la cena y a las 21:30 se apagan las luces de los pasillos y áreas comunes, básicamente, toque de queda.

Según mi horario, a primera hora tenía literatura. Me dirigí a la clase, donde todo el mundo estaba hablando alto y pasando el tiempo hasta que llegara el profesor. Lo hacían hasta que llegué. Intenté pasar desapercibida y me dirigí al asiendo vacío de la segunda fila, junto a la ventana. Tenía unas buenas vistas, teniendo en cuenta que el aula estaba en la segunda planta. No hubo mucho tiempo hasta que el profesor llegó.

-Buenos días. – Dijo el profesor acercándose al frente. Tendría sus cuarenta años, era bajito, regordete y llevaba gafas. El típico profesor.- A los nuevos alumnos...- Yo.- Me llamo Anthony Miller, voy a ser vuestro profesor de literatura. Tendréis tres aulas semanales conmigo y a partir de las 18:30 estaré en mi despacho para aquellos que necesiten ayuda con la materia.

El profesor explicó las diferentes formas de evaluación que tendría a lo largo del curso escolar, así como el formato y porcentaje final de cada examen sobre la nota final. No había llegado a hablar de las formas de recuperación cuando una bola de papel aterrizó en mi mesa, apenas la cogí cuando otras tantas aparecieron de distintas direcciones. Una de ellas terminó volando por la ventana que tenía a mi izquierda, como resultado de la mala puntería de alguien.

A pesar de lo que mi cerebro me decía, me tomé la molestia de abrirlas y leerlas.

Eres travesti? No me importa que seas un chico si sabes mamarmela bien. Decía una.

Si necesitas "ayuda" con MI materia, encantado te echo una mano. Dos mesas a tu derecha. Decía la otra.

Una bola más de papel voló a mi mesa antes de poder abrir las demás. La cogí.

Deja de leer esas notas. Son gilipollas. Thysson.

Miré al moreno, sentado en la fila detrás de mí, a dos mesas de mi derecha. Me guiñó un ojo y le sonreí devuelta, recogiendo los papelitos de mi mesa y dejándolos a un lado para después poder tirarlos a la basura.

La verdad es que no me había fijado que estábamos en la misma clase, aunque sí que había notado que tanto Dylan como Mark no estaban. Pero agradecía tener alguien conocido por allí que me diese ánimos.

Iba a necesitarlo.

Intercambio de favoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora