Capítulo 3. Centro Comercial

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Capítulo 3. Centro Comercial

Otra vez aquella chica, en verdad es muy hermosa, esta vez no solo logro ver su sonrisa también puedo ver el color de sus ojos, esos hermosos ojos castaño claro. Estamos solo los dos en un bosque, ella juega a correr y esconderse tras de los árboles mientras yo voy tras ella persiguiéndola, logrando que ella sonría aún más. Así jugando llegamos a una parte del bosque muy linda, estaba libre de árboles y tenía flores de varios colores. De repente ella se inclina a recoger algunas flores y luego se sienta en el suelo observándome y tendiendo su mano para que me siente junto a ella. Sin pensarlo dos veces voy hacia ella, pero justo antes de llegar a su lado, todo comienza a distorsionarse hasta que finalmente se acaba.

Despierto un poco confundido observando donde me encontraba, pero luego me calmo al darme cuenta que estoy en mi habitación y no en el bosque junto a ella, admirando su belleza. Que todo lo que sentí, lo que parecía tal real, solo era un producto de mi cabeza, de mi imaginación, tan solo era un sueño.

Ese sueño otra vez aparece en mi cabeza. He llevado ya, varios días soñando con la misma chica, a la cual no puedo definir bien su cara pero si su sonrisa y ahora el color de sus ojos. Estoy soñando con ella noche tras noche, aunque a decir verdad es un poco raro, pero a la vez es extrañamente hermoso. Tanto que cuando estoy dormido puedo sentirme vivo, sin embargo al despertar todo vuelve a ser "normal", vuelvo a ser el mismo monstruo de siempre...

Cada vez que sueño con esa chica me siento en las nubes, me hace sentir tan bien, hace que sienta que no necesito nada, ni a nadie más que a ella, solo con verla sonreír me siento más que satisfecho y feliz. ¿Puede acaso existir algo que lo arruine todo? La respuesta es sí, todo lo malo es que aquella chica que hace que me sienta bien, no existe y solo está en mis sueños, porque en la vida real no hay absolutamente nadie que me cause tanta felicidad y me haga sentir de esa manera, y todo porque yo ya no sé qué es tener sentimientos, hace demasiado tiempo que lo dejé de hacer.

Me regaño mentalmente por estar pensando en tonterías y me refriego la cara con las manos levantándome de mi cama para ir al cuarto de baño. Me lavo la cara y miro mi reflejo en el espejo, aun pensado en aquel sueño con el que me despierto cada día desde aquella vez que me quedé dormido en ese avión. Al salir del cuarto de baño lo primero que hago es buscar ropa cómoda para poder bajar a donde están todos. Estando ya listo salgo del cuarto y me dirijo al comedor donde todos ya están sentados esperando comer.

- Buenos días - digo tomando asiento a lado de Madeline.

- ¿Cómo amaneciste? - dice Carrie con una sonrisa poniendo un plato con hot-cakes calientes al frente de mí.

- Muy bien gracias - respondí sonriendo al igual que ella, y vertiendo un poco de chocolate encima de mis hot-cakes.

Al igual que un humano nos alimentamos de toda clase de comida, pero esta comida no nos sirve de mucho, solo nos mantienen fuertes por un tiempo y nos ayuda a resistir un poco la sed de sangre humana. Claro que podríamos solo estar alimentándonos de sangre pero sería un gran riesgo para los humanos, y si solo nos alimentamos de comida humana nuestro cuerpo se iría debilitando poco a poco, por eso es preferible que consumamos de ambos pero de manera equilibrada. Es como una dieta.

Mientras desayunamos pasamos conversando y riendo de varias cosas. No me arrepiento de tener la familia que tengo porque ellos son lo mejor que me pudo haber pasado cuando me convertí en un vampiro. No sé qué habría sido de mí si no los hubiese conocido.

- Alex, hoy tenemos que ir al centro comercial - dice Madeline con una sonrisa mientras ayuda a Carrie a levantar la mesa - Necesito una opinión masculina y sé que Sebastián solo iría para acechar a las chicas - terminada la frase pone sus ojos en blanco.

Alex: Sueños Y MonstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora