A la luz de la luna.

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Era de noche. Me puse con el ordenador, encendiéndolo mientras intentaba hacer el menor ruido posible para no despertar a mis padres quienes se habían acostado hace un rato. Empecé a abrir mi redes sociales: Twitter, Facebook, Tumblr... Estuve ojeando varios minutos cuando un pitido salió del ordenador haciendo que me sobresaltase. Me alejé de este y abrí la puerta que daba al pasillo. Silencio. Cerré la puerta y solté un suspiro, aliviado de que el pitido no hubiese despertado a nadie. Cuando volví a mirar la pantalla del ordenador busqué el causante del sonido. Un mensaje en Tumblr. Era de un usuario que se hacía llamar: ''Llama Roja Oscura''. 

Llama era una persona tranquila y en su cuenta solía publicar poesías y distintas frases de libros. Habíamos hablado antes en los últimos 2 meses y no parecía un acosador o violador, como suele decir la gente que somos todos. En el mensaje ponía lo siguiente:

''Hola Andrés. Un amigo dijo que vivimos cerca y me gustaría verte ahora. Reúnete conmigo en la plaza de la Calle Italia. Seguro que me reconoces''.

Por un momento lo dudé para luego mirar la hora. Era medianoche. Lo pensé determinadamente, ¿está bien que un chaval de 15 años salga en mitad de la noche para encontrarse con un chico de internet que había conocido recientemente? Igual, tampoco lo pensé demasiado porque lo siguiente que hice fue un colocarme un chándal, coger las llaves y salir pasito a pasito de casa.


Cuando llegué a la plaza el silencio reinaba el lugar. No había ni un muerto. Pensé en regresar de inmediato a casa pensando en los millones de castigos que me pondrían por escaparme, cuando divisé una figura a lo lejos sentada en un banco y me acerqué lentamente. Cuando estuve lo suficientemente cerca el extraño me miró y me recibió con una cálida sonrisa. Era un chico bastante lindo, parecía más mayor que yo pero no demasiado. Tenía unos ojos verdes, ahora brillantes por la luz de las farolas en la noche y un pelo de color rojo fantasía. Enseguida hizo un gesto para que me sentase a su lado y eso hice.

- Eres tú Llama, ¿cierto? -Me apresuré a decir. Sería tonto a estas alturas que no lo fuese y que solo estuviese con alguien que me acababa de encontrar-.

- Sí, soy yo pero puedes llamarme Alberto, ese es mi nombre.

Nos quedamos un rato callados, él parecía mirar la lejanía, bastante pensativo. Era igual de callado y reflexivo como decía en su blog. Me pregunto si está tan vacío como expresaban sus palabras a través de la pantalla. ¿Cuánto tiempo puede soportar un alma rota?

- Me gustaría saber... ¿Quién fue la persona que te dijo que vivíamos cerca uno del otro? -Volteó su cabeza para mirarme extrañado-. Lo dijiste en el mensaje...

- Ah... Bueno... -Pasó su mano por el pelo para quitarse el flequillo del medio y volvió a hablar-. Él me pidió que no te lo dijese.

- Pero... Si esa persona sabe de mi... Entonces, debiste enterarte que soy gay, ¿no? -Él asintió con la cabeza-. ¿No te molesta?

- No. ¿Qué tanto puede llegar a afectar tu sexualidad en mi vida? Nada realmente, no te hace peor.

Es la primera vez que oía esas palabras.

- Ojalá las personas fueran como tú.

- Que sufrimiento sería. -Empezó a reírse levemente para acto seguido pasar su mano por mi pelo y jugar con él-. Me gustaría que pudiéramos conocernos mejor.

-Claro... Ahora que lo pienso nunca te he visto en el instituto.

-No soy de allí, pero mi amigo lo es, por eso me dijo.

En ese rato estuvimos hablando sobre nuestras vidas. Resulta que no era un buen estudiante así que prometí ayudarle solo si me podía recoger al final de las clases. No quería meterle en un aprieto pero si podía hacer que recibiese menos golpes al cabo del día estaría encantado. Era mi primer amigo después de mucho tiempo aunque, ¿le puedo considerar de verdad amigo?


Fuimos caminando y me acompañó hasta mi piso. Cuando estaba apunto de entrar en el portal, él besó mi mejilla y me puse un tanto nervioso. Subí por el ascensor, abrí la puerta lentamente y... Silencio. No se habían dado cuenta de milagro. Fui con cuidado hasta la habitación, cerré la puerta y me tumbé en la cama. Una noche bastante loca. Y todo ocurrió a la luz de la luna.

El caso del chico que se suicidó.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora