El comienzo

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Nunca me lo había planteado, estoy aquí con mi libreta abierta y jugueteando con el lápiz contra la mesa.

Hoy salimos, me perdí por la ciudad y regresamos juntos.

Hoy era un domingo típico, en casa, como siempre. Eran las doce y estaba sin compañía.

Mis padres de viaje y mi hermano trabajando.

Intentaba, sin éxito, hacer las ecuaciones del trabajo que tenía que entregar a la mañana siguiente.

De repente me llegó un mensaje:

"¿Te vienes a la cafetería del parque?"

No debí decir que sí, sabía que si salía con Michael no iba a poder entregar el trabajo. También sabía perfectamente que no tenía una buena nota como para dejarlo sin entregar, ¿pero qué iba a hacer?

Siempre conseguía hacer conmigo lo que quisiera, era tan fácil para él.

●●●

Ahí estaba sentado, jugueteando con su pelo rizado. Parecía absorto en sus pensamientos, como siempre.

-¡Hola! - Dije delicadamente.

-Wow! Ya estás aquí, pensé que tardarías más en llegar - Dijo dedicándome un bonita sonrisa.

¿Su sonrisa? ¿Qué se puede contar?... Es lo único que me hace vivir y me podría hacer morir a la vez.

- Bueno, si quieres me devuelvo y tardo un poco más.

-No seas así conmigo, anda.- Me miró con cara de niño bueno, sabía que eso me mataba.

Se levantó del banco, me cogió de la mano y me dio un pequeño beso en los labios.

-¿Cómo está tu hermana, Michael? - le pregunté.

Yo todavía sentía la culpa de que su hermana se cayera en la piscina. No la empujé, fue que se tropezó conmigo cuando yo estaba hablando con Michael.

-Está genial, me contó que los médicos la próxima semana le quitan la escayola.

-¿Está enfadada?

-¿Contigo?

-Sí, recuerda que se cayó porque se tropezo conmigo.

-Eso es ridículo, fue un accidente. Brenda no se enfadó contigo en ningún momento. Tenlo claro, y hazme el favor de quitar esa cara de remordimiento. Odio verte así.

Que tierno era siempre Michael, era simplemente adorable.
Cogió mi mano con mucha delicadeza, entrelazó sus dedos con los míos y me besó los nudillos para que me relajara.

-¿Quieres ir a comprar unos refrescos, Michael?

-Sí, claro, pero ven conmigo. No te quiero soltar la mano.- dijo dándome un pequeño apretón en ella.

Nos levantamos y caminamos sin prisa hasta la cafetería. Cuando entramos nos acercamos a la nevera a escoger los refrescos.

Cuando ya teníamos los refrescos que siempre elegíamos, fuimos hasta la caja registradora que estaba en la otra esquina del establecimiento.

Todos los que estaban sentados en las mesas, que quedaban de camino a la caja, nos miraban de una forma extraña.

Odiaba de una forma impresionante que la gente hiciera eso. ¿Nunca habían visto una pareja adolescente dada de la mano?

Sin casi darme cuenta iba soltando la mano de Michael, cosa que él no permitió.

Se dio la vuelta de una forma un tanto brusca y se puso justo en frente de mi cuerpo, por lo que no tuve más opción que frenarme en seco.
Se acercó para que solo yo le escuchara lo que me iba a decir.

- Relájate. ¿Te molesta que nos miren?

Asentí.

- Pues no debería - dijo de una forma suave.- ¿Sabes por qué nos miran? Porque hacemos una pareja hermosa y no pueden aguantar su envidia, por eso nos miran.

Después de decir esto yo me tranquilizé, era tan romántico. Él se giró y volvió a entrelazar nuestros dedos con mucha ternura.

Pagamos nuestros refrescos y volvimos a la puerta mientras toda la cafetería clavaba su mirada de desaprobación sobre nosotros, pero sonreíamos con naturalidad.

Cruzamos la calle y regresamos al parque. Decidimos caminar mientrás bebíamos, como hacíamos siempre.

- ¿Quieres ir al cine del centro comercial?

- No me apetece mucho, la verdad. - le contesté mientras me acomodaba el pelo.

- ¿Qué quieres hacer, entonces? - me preguntó colocando un menchón de mi pelo detrás de mi oreja.

- Podríamos ir hasta las afueras de la ciudad. Allí hay un lago muy bonito.

- ¿Caminando? - dijo incrédulo.

-No seas exagerado, son unos tres kilómetros.

- Si es lo que quieres no me opongo.

Dimos el último sorbo a nuestros refrescos, los tiramos a la basura y comenzamos a caminar.

Por La CiudadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora