Perdida / Maratón 1-2

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NARRA DAKARIA:

-¡Daka! ¡Daka levántate! ¡Por Drácula! ¡Dakaria!- Sylvania no dejaba de molestar con sus gritos. Llevo días sin dormir bien y tengo muchísimo sueño, ¿A caso no puede entender eso? Mi única reacción fue moverme hacia un lado y tapar mis oídos con la almohada.

-Tenemos que ir a la escuela Daka, levántate... Ya sólo nos queda una semana para salir de vacaciones y podrás no levantarte en todo el día si eso es lo que quieres- Era cierto, sólo quedaba una semana de clases, las vacaciones sólo eran por épocas navideñas. Este era mi último curso, por lo cual dentro de unos meses estaría oficialmente graduada.

Sin decir más obligué a mi cuerpo perezoso a levantarse, necesitaba rápidamente un baño de agua helada si no quería dormirme en clases.

Cuando ya estaba lista, baje para tomar un par de tostadas y un vaso de leche, mi hermana estaba en el mesón de la cocina hablando con mamá.

-¡Hija! Al fin bajas... Se les hará tarde- Por lo general era yo la que siempre tardaba en bajar y vestirme por lo cual no se le hizo raro a ninguna de las dos. Elvira Tepes se acercó para darme un gran abrazo de oso como ella lo llamaba.

-Dakaria hija, estás ardiendo en fiebre... ¿Te sientes bien?- En su voz se notaba la preocupación. Ser mitad humana-vampira tenía sus ventajas y desventajas, de vez en cuando nos podíamos llegar a enfermar, pero no nos decaíamos tanto como le pasaría a un humano.

-Sí, estoy bien. Supongo que es algo pasajero, nada por lo que preocuparse- Mientras hablaba caminé hacia el respaldar de la escalera para agarrar mi mochila- Sylvania se nos hará tarde, ¡Vamos! ¡Adiós mamá!- A mi hermana prácticamente la llevaba a rastras, ella aún no había terminado su desayuno y no dejaba de balbucear con una tostada en la boca.

-Daa...Daka, espe...espera- La seguí arrastrando como si no hubiese escuchado nada.

-¡Espera!- Sentí un templón en mi mano que hizo que me detuviera inmediatamente- ¿Se puede saber qué demonios te pasa? Estás actuando rara desde hace una semana, no me digas que todo este cambio tiene que ver con el regreso de Murdo Darko- Su voz ya no sonaba nada curiosa, al contrario, había rastros de furia en ella.

-¿Por qué siempre tienes que sacar a relucir a Murdo cuando me sucede algo? ¡¿A CASO UNA CHICA NO PUEDE ESTAR DE MALHUMOR UNA VEZ EN SU VIDA?!- Nunca le había gritado a mi hermana, pero de verdad que me tenía harta con tanta acusación, ojalá entendiera por lo que estaba pasando. La reacción de Sylvania no me sorprendió, me lo merecía de cierta forma, ella simplemente me soltó y me miró con cara dolida, ¡Genial!

-Lo siento Sylvania, no fue mi intención pero... - Levantó su mano derecha con señal de que me callara, se alejó de mí y caminó el resto del camino al instituto sola.

Cuando llegamos no vi a mi hermana por ningún lado, pero me encontré con Elena y Ludo sentados en una banca cercana. Aunque les parezca extraño, ellos habían iniciado una relación hace menos de un año, nadie nunca supo cómo ese par pudieron llegar a enamorarse pero así es el amor ¿No?

-¡Hey! ¡Ludo! ¡Elena!- Ellos voltearon hacía donde escucharon mi voz y me regalaron una cálida sonrisa- ¿Cómo están chicos?

-Muy bien, tan bien como una lechuza- Dijo Ludo conservando una sonrisa. Su sentido del humor no había cambiado en todo este tiempo, lo cual era genial porque le daba un poco de gracia a nuestra pequeña familia.

-Perfectamente Daka, ¿Qué es de tu vida? Es raro verte después de una semana sin salir de tu casa, por cierto... ¿Dónde está Sylvania?- Elena recorría el patio del instituto en busca de mi hermana- Supongo que estará con Jacob, ese par de enamorados no cambian - Dijo con una inmensa sonrisa.

-Sencillamente no me sentía bien chicos, de hecho ahora estoy con un poco de calentura, saben que por ser medio... No es algo muy común- Dije con un simple encogimiento de hombros.

Elena se paró inmediatamente logrando que me sobresaltara.

-¡¿Estás bien?!- Su mano recorría desde mis mejillas hasta mi cuello buscando alguna señal del porque estaría enferma, ni yo misma tenía claro el porqué. Ludo no dijo nada pero también se levantó de la banca mirándome con preocupación.

-Sí, estoy bien. De hecho, no me siento decaída ni nada por el estilo, no armen una pelea donde no la hay - Dije con una sonrisa burlona. 

-Tú no cambias- Su puchero era gracioso, lo hacía cada vez que no le tomaba enserio lo que decía. Antes de que cualquiera de los tres pudiera decir una palabra más, el timbre sonó, indicando que ya era la hora de entrada a clases.

En el salón ya se encontraban Sylvania y Jacob, la primera ni siquiera se molestó en voltear al contrario de su novio que me miraba por lo menos.

Durante el resto de la clase no pude evitar que mis pensamientos me consumieran... Lo extrañaba muchísimo, pero él me había traicionado de una u otra manera, pudo haberme dicho lo que estaba pasando sin necesidad de mantenerme en la oscuridad y así provocar que yo pensara lo peor de él, de todo. El día del concierto nos besamos sí, no lo pude evitar, era algo que llevaba mucho tiempo deseando e imaginando, pero no es tan fácil perdonar como lo creía, pensé que lo correcto era alejarme aunque fuesen unos días para aclarar mis sentimientos.

Mis padres y mi hermana no lo podían ver ni en pintura, los tres al igual que mis amigos habían vivido esa época por la que pasé, está sólo estaba llena de amargura, depresión y tristeza, cuando él volvió no sólo regresaron esos sentimientos, también lo hizo el amor incondicional que sentía por él. Aunque mi parte masoquista se empeñara en buscarlo y besarlo como si no hubiese mañana, pero tampoco tenía idea de donde podría encontrarlo, quizás estaba quedándose con cualquiera y revolcándose en sus sabanas, una noche más de aventura... La sólo idea me dolía pero debía ser realista, él era un famoso cantante de rock que nunca se fijaría en una persona que era mucho menor que él y sobre todo una fans de su banda.

Cuando Elena y Sylvania se enteraron de su regreso se enfadaron, al contrario de Ludo y Jacob ninguno de los dos opinó sobre el tema simplemente me miraron, midiendo mi reacción y esperando si aquella época oscura que viví regresaría. En parte no se equivocaban, pero está vez era aún más fuerte y no me dejaría decaer como la última vez.

Antes de él, tenía una vida, tenía amigos y sobre todo una hermosa familia que me quería y así debía seguir siendo aunque dejará mi corazón en medio del camino.

Y aún estaba la situación de mi "no relación" con Dod, aunque yo la diera por terminada el día del concierto de inauguración, no podía simplemente dejar las cosas así, tenía la obligación de contarle mi pasado para que me entendiera, pero algo era seguro... Mi relación con él desde un principio estaba destinada al fracaso y ya había llegado a su límite, sinceramente no podíamos seguir juntos. Pero también sabía muy dentro de mí que llegaría el momento que tendría que hablar con Murdo aunque mi corazón y mi vida dependieran de ello. Quizás no hoy, quizás no mañana, pero debía empezar por poner en claro todos mis sentimientos antes de dar un paso en falso.

Algo me sacó de mis pensamientos...

-¡Daka! ¡Te he llamado mil veces! ¡Las clases ya acabaron y tú estabas como en otro planeta!- Elena estaba a mi lado moviendo un poco fuerte mis hombros tratando de sacarme de mis pensamientos. Ludo, Sylvania y Jacob sólo me miraban con preocupación.

-Estoy bien, sólo estaba pensando... Son muchas cosas que digerir- Sin más empecé a recoger mis cosas para irme del salón. Antes de salir me volteé hacia mi hermana y le dije un "Discúlpame, no fue mi intención tratarte mal está mañana, pero mi vida en estos últimos días no ha sido fácil" Con eso salí del instituto sin dirección alguna. Algo me decía que este día sería demasiado largo.


Aunque Daka sabe las verdaderas razones del porqué Murdo faltó a su promesa, se siente traicionada porque simplemente no pudo confiar en ella y la mantuvo en la oscuridad todo este tiempo, ¿Podrá perdonarlo? ¿Habrá un nuevo comienzo entre dos almas gemelas perdidas?

Está historia se la dedico a una fiel seguidora que me ha impulsado a seguir la historia y a todas aquellas personas que me apoyan y les gusta mi historia. Saludos 

Dakaria y Murdo: Un amor sin fronterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora