Han pasado tres años desde que Murdo se fue, él prometió volver pronto, pero no lo cumplió. Dakaria ahora tiene 17 años y es totalmente diferente tanto física como emocionalmente. Rehízo su vida con alguien más aunque de sus pensamientos nunca desap...
Escuchó un sonido amortiguado y no pudo evitar sonreír. Su corazón se aceleró y dio la vuelta lentamente, esperando encontrar a la única persona que causaba todos esos sentimientos en su interior.
-¿Qué haces acá?- Preguntó irritado cuando vio que los pasos no eran los de Daka, sino los de otra persona, alguien que definitivamente en ese momento no quería ver: Annika Kirchner.
-La pregunta es qué haces tú aquí cariño- Replicó esta felinamente, acercándose de modo seductor al moreno, llegando a rozarle la piel.
-Eso no es de tu incumbencia- Contestó impaciente su compañero, pasando por el contorno de sus labios, haciéndolo temblar, después de todo, años con Murdo Darko le habían enseñado sus puntos débiles.
-Vete- Ordenó Murdo intentando mantener la compostura, pero Annika sabía como entretenerlo, como engatusarlo, como encenderlo. Había comenzado a pasar su lengua por el cuello de Darko, y este respondía como Annika se lo esperaba. Cerró los ojos e intentó contener sus gemidos, sin mucho éxito.
-¿Estás seguro?, porque tu cuerpo parece pedir lo contrario- Jadeó Annika en su oído, haciéndolo estremecer, después de todo Murdo Darko era un hombre, y todos, tarde o temprano caían en los juegos de Annika Kirchner.
La rubia aprovechó el momento de debilidad de Murdo. Después de rozar su cuello y describir círculos en él, subió con sus labios hasta encontrarse con la boca del muchacho; al mismo tiempo, bajó sus manos a la altura de la cadera y la aproximó a la suya, moviéndose con maestría. Murdo respondió a su beso, y profundizó en él, con furia y con violencia.
Por Drácula, ¿Qué estaba haciendo?, Daka podía llegar allí en cualquier momento. Y la soltó, la soltó con tanta fuerza que Annika tuvo ser cuidadosa de no caer. Cuando recuperó el dominio de su cuerpo cruzó sus manos sobre su pecho y lo miró enfadada, ¿Cómo se atreve Murdo Darko a rechazarla de esa manera? ¡¿A ella?!
-¿Qué te pasa? ¡Y no quiero evasivas!- Sentenció colérica, esto no se le hacía a una Kirchner nunca.
-Annika, vete- Ordenó una vez más el moreno dándole la espalda, despachando a la que antiguamente era la mujer de sus delirios.
-Es por esa medio vampiro ¡¿Verdad?!- Pronunció Annika con asco, con náuseas. No quería creer que era verdad. Pero Murdo mantuvo el silencio, y una duda comenzó a quemarle el corazón, ¿Estaba en lo correcto? No, no, no podía ser, maldición, era una puta humana que decía ser vampiro, una aberración, un premio de lastima.
-No puedes estar hablando enserio- Terminó dando vuelta a Murdo por los hombros, encarándolo- ¿Recuerdas que era una simplemente apuesta? ¡Una puta apuesta Darko! Claro, la pobre niña, enamorada como loca de su ídolo provoca que este acepte una apuesta donde la tiene que enamorar y dejarla con el fin de ganar unas cuantas monedas, ¿Sabes a cuantas chicas hemos apostado Murdo? Déjame recordártelo por si tu memoria falla: Anneliese Schulz de Transilvania, Christel Hendrich de Múnich, Camille Schneeberger de San Petersburgo, ¿Quieres que siga? ¿Quieres que te recuerde quienes son y con cuántas apostamos? Daka es una más de tu larga lista.
Pero Murdo era inmovible, no parecía reaccionar y Annika continuó.
-¿Sabes que ella algún día se enterará verdad? Qué lástima sería ver la cara de decepción de esa asquerosa cuando se enteré que su verdadero amor se acercó a ella en un principio por una cochina apuesta que hizo conmigo... Quizás y porque no, se entere el número de chicas que pasaron por tu cama y su lugar- Sentenció reforzando cada una de sus palabras- ¿Es que no entiendes? De nada servirá el amor que dices sentir por ella ahora Darko, entra en razón de una vez por todas-.
Murdo aceleró su respiración, furioso, ¿Quién era Annika Kirchner para andar exigiéndole que hacer o que sentir?, pero muy dentro de él su corazón tembló. Aunque él no lo quisiese aceptar, todo lo que había dicho Annika era verdad. El vampiro descargó su furia golpeando una pared por sobre los hombros de la chica, la miró a los ojos y está ni se inmutó, ¿Por qué Annika tenía que ser tan segura de sí misma? Y antes él era como ella, imperturbable ante cualquier sentimiento.
Apretó con fuerza a Annika, como si quisiera que la chica reaccionara, como si quisiera que saliera de su mundo de seguridad y temblara como todos, pero la rubia no se descontroló ni lloró, sólo pareció enfurecerse aún más, y eso hizo que Murdo dudara.
-Tú no me dices que hacer Kirchner- Escupió con asco su apellido.
La rubia le sostuvo la mirada, asustada de que todo esto fuese cierto, de que la pelinegra se hubiese hundido hondo en el corazón de Murdo, de su amante, de su príncipe vampiro, ¿Qué había hecho mal?
-Bésame- Le retó Annika. Sólo había una manera de manipularlo y está era- Bésame y no le diré una sola palabra a tu asquerosita, no le contaré nada de los lindos comienzos de su romance.
El corazón del moreno latió con fuerza, deseaba a Annika, deseaba sus besos, deseaba su cuerpo como ningún otro, pero también estaba Dakaria, todo lo contrario a Annika, dulzura frente a frialdad, bondad contra maldad. ¿Por qué no quería besar a la que sabía que sería la amante perfecta? ¿Por qué no quería tocar el cuerpo que antes deseaba con locura? ¿Qué sentía por Dakaria realmente que le impedían llegar a los labios seductores que se le ofrecían?
Y la besó, la beso con furia, con ira, como si fuese una manera de demostrarle que aún era Murdo Darko, como si no existiera esa pelinegra que lo volvía loco... Pero si existía, y mierda, no quería a la rubia, no, ella no lo llenaba, sus besos no sabían tan bien como los de Daka, ¿En que había caído?
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Hola chicos(as), espero les haya gustado este nuevo capítulo y espero su opinión en los comentarios, la historia dio un cambio drástico, Murdo no es tan inocente y sincero como se pensaba no?
PD: Mi idea planteada en el capítulo anterior sigue en pie, quién se anota? Continuemos esta historia juntos y llevemosla a un alto nivel de votos.
