Las Mentiras ayudan.

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Todos los personajes de esta historia pertenecen a Marvel.

Capitulo dos.

Las Mentiras ayudan.

Una larga, espantosa y odiosa semana había pasado desde que Loki arribará al Midgard en compañía de su hermano y en estos momentos él podía confirmar su teoría sobre las razones por las que Odín lo envió a ese lugar.

Loki había llegado a la conclusión de que estaba sufriendo de ¡Tortura! Esa era la cruda verdad ahora que lo veía fríamente, su madre bueno la madre de Thor, Frigga jamás hubiera permitido que fuera tratado de esa manera tan indigna, pero en la torre sin sus poderes, era presa fácil para la extraña manera en que su hermano aseguraba demostrar su hermandad, para el señor de la mentira era claro que el padre de todo (menos de él) lo había planeado fríamente con la Barbie, seguramente para arrebatarle sus poderes.

—Señor Odinson es hora de levantarse dentro de quince minutos tiene que despertar a la agente Romanoff y al agente Barton para después proceder a levantar al doctor Banner y al señor Stark, por ultimo su hermano pidió ser despertado el día de hoy temprano para prepararse para su cita con la doctora Foster, le recomiendo que se dé prisa, para cumplir con su agenda.

—Maldita máquina del Hel—suspiro levantándose del incomodo sillón con los más terribles dolores de espalda—. Inútiles vengadores son unos perezosos ¡Ah! Hubiera sido mil veces mejor visitar a la maniática de mi hija* que estar aquí—gruño.

—Yo solo cumplo con las órdenes, señor Odinson.

Loki se erizo cual gato al escuchar como lo llamaba. Él no era hijo de Odín, ni de Laufey. Después de todo lo que había pasado no se sentía perteneciente a ninguno de los dos grupos. Jotunheim tanto como Asgard le daban repulsión. —No tengo ninguna relación con el supuesto padre de todo—susurro venenoso—. No me llames por tal asqueroso apellido.

—El señor Thor me pidió que le hablara así—contesto cortés la máquina—. Al parecer con esto quiere lograr que se sienta como uno más en la familia.

—Solo soy Loki...háblame por mi nombre—suspiro—. El dios del engaño y la mentira no pertenece a ninguno de esos mundos.

No hubo una respuesta por parte de J.A.R.V.I.S. solo una pequeña pantalla con las tareas pendientes se le presento delante de él. Frunció el ceño, sabía que aquella inteligencia artificial no lo dejaría en paz hasta que hubiese cumplido sus labores y la única manera en la que podría salir de la torre para despejarse un rato, era sí esta inteligencia artificial le concedía el paso hacia fuera.

Aun enojado se cambió la ropa, amarro su cabello y fue al baño para lavarse la cara al igual que los dientes, después se dirigió al cuarto más cercano para levantar al horroroso Thor. Abrió la puerta encontrándose con una habitación desordenada, la ropa estaba tirada por todo el suelo, cajas de pop tarts aplastadas se hallaban saliendo debajo de la cama junto con platos de comida sucios. Toda esta imagen le provoco a Loki nauseas, de seguro había ratones e incluso insectos habitando aquel inmundo lugar. Y lo que más sorprendía al dios del caos era que el mismo había limpiado ese cuarto ha conciencia hace dos días.

Despertar a ese mastodonte iba a ser difícil, sus ronquitos se podrían escuchar hasta el mismísimo Vallhala y desde ahí sabrían que era mejor darse por vencido en la tarea de volverlo a traer a la vida.

El dios del engaño se armó de coraje para lo que se vendría.

Se acercó a él para examinarlo, a lo mejor si le arrojaba un mueble o algo parecido podría despertarlo pero eso provocaría que la habitación se ensuciara más y por nada del mundo pensaba tener que limpiar pedazos de madera, sus manos ya estaban lo suficientemente lastimadas después de tener que lavar todos los baños. Loki tembló al recordar las horas empleadas en tales torturas.

Arrodillando a LokiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora