No puedo cargar tanto

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Todos los personajes de esta historia pertenecen a Marvel.

Capítulo 15

No puedo cargar tanto.

Un gran calor quemándolo por dentro era lo único que el dios del engaño podía sentir en ese momento, quería suplicar que se detuviera, que lo dejaran en paz sin embargo el calor aumentaba queriendo someterlo, su magia luchaba mandando rafagas de aire frio sobre el intruso en un vano intento de ayudarlo.

— ¡Loki! Estoy embarazada—Una mujer, su sonrisa radiante, lo recordaba muy bien.

Entonces el fuego arrecio imponiéndose a su propia magia dominándola, obligándola a unirse al calor que lo lastimaba. Pocas veces Loki había sentido tal desasosiego, su amor lo había dejado y sin ella no era nada, lentamente su corazón fue calmándose, resignándose a su suerte él iba a morir.

No te atrevas a abandonarme— grito una cálida voz que paro el caos de su interior, pronto la imagen de Tony sonriéndole mientras le regalaba el anillo lo lleno deteniendo el dolor de su cuerpo ¿Esa voz? ¿Eres tú, Tony?

— No me abandones— repitió otra voz, esta vez más gruesa y masculina, distrayéndolo de sus pensamientos, envolviéndolo en el alivio de una corriente de aire helado, que por fin apago el fuego que lo consumía.

Hubo otro antes, alguien importante a quien juro no olvidar, "Angrboda" susurro, ella es la dueña del primer regalo que conquisto su corazón y como si de un hechizo se tratase, los recuerdos que tanto había intentado olvidar surgieron, envolviéndolo en un extraño confort.

La brisa helada de Jotunheim no provocaba daño alguno en su piel, cosa que le hizo sentir un guerrero bravo. Al principio no estaba muy convencido de ir a esas tierras cubiertas de hielo, pero si ya se escapaba por lo menos una vez al mes para visitar lugares como Vanaheim o Midgard, creía que estaba listo para lugares más peligrosos. Se había decidido por este lugar lleno de gigantes de hielo gracias a todas las historias que le contaba su amada madre antes de dormir, acerca de los torpes seres tratando de derrocar al todo poderoso Odin pero sin lograr éxito alguno.

—No debe ser tan difícil derrotar a uno—pensaba un joven Loki con la apariencia de 16 años mientras se abría paso a través de los enormes escombros de lo que antes habían sido espectaculares edificios pertenecientes a una ciudad prospera—. Si encuentro uno...lo matare sin dudar, después se lo enseñare a Thor ¡Ya quiero ver su cara!

Estuvo durante varias horas recorriendo el lugar, decepcionándose cada vez más, por mucho que buscara no hallaba señales de vida, ni artefactos interesantes de magia, esto le provocó una gran decepción y justo cuando estaba regresando a su puente* para regresar a Asgard, diviso a lo lejos un enorme cuerpo azul tirado.

"La oportunidad perfecta" pensó Loki sacando su daga.

Sin embargo cuando se acercó lo suficiente descubrió que era una gigante de hielo agonizando por una herida mortal en la pierna. Hubiera sido extremadamente fácil clavarle su arma en el corazón pero algo dentro de él se lo impedido pues al observar sus finos rasgos sumidos en un profundo dolor no pudo evitar sentirse igual.

No la mato.

La curo.

Con un hechizo de levitación la llevo a una cueva, en donde sin tocarla jamás, alivio sus heridas con ayuda de magia y velo su recuperación durante dos días sin importarle que padre de todo notara su ausencia en casa.

Después ella despertó.

Loki entro en pánico al notar los ojos rojos de su paciente, los gigantes de hielo lucían más aterradores de lo que imaginaba, esos orbes rubí podrían asesinarte con solo mirarte.

Arrodillando a LokiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora