20. Psicólogo?

13 1 0
                                    

Han pasado ya dos días, es lunes a las 05:40 de la madrugada y yo me estaba poniendo mi uniforme para poder ir a la escuela. El día estaba un poco nublado y corria una brisa muy suave pero fría así que busque mi campera de algodón de color gris y azul y salí de mi habitación colocando los auriculares en mis oídos y escuchando " sweater weather " de la banda "the neighborhood" pero la versión acústica, no se por que pero esa canción siempre lograba ponerme de buen humor de una manera calma, quizás era por el sonido que tenían sus acordes o por la voz de Jesse Rutherford, no lo se pero me encantaba.

Al estar en el colegio vi a Juani y fui a abrazarlo y pedirle perdón por como me había comportado en la semana pasada. Al haber podido salir de la depresión, me avergonzaba bastante el haber tratado a mis seres queridos de esa manera, después de todo, ellos son quienes más me acompañaron en la pérdida de Matt y ellos también sufrían por el, también lo extrañan y lo necesitaban, también querían justicia, pero era yo la que más salia dolida de todo esto, obvio claro que después de su familia.
-Juan, Juani perdón, perdón por comportarme como una tonta y estar ignorando los mensajes que me mandabas, lo siento mucho no quise hacerlo con el fin de ofenderte o herirte. - tome una pausa y suspire, el también lo hizo y termino abarazándome.
- Esta bien Zoe no es tu culpa el sentirte así.
- Ya lo se, pero tampoco fue la tuya para que te trate así. - vi a Carla que se acercaba hacia nosotros con la mejor cara de inocente que podía hacer -cuidado ahí viene la perra en celo, no vaya a ser que cuando le digas que no quieres nada con ella te secuestre te ate a su cama y te obligue a tener sexo con ella. - vi que el se quería reír pero no lo hizo, de todos modos eso era lógico es ser su amiga y él no iba reírse de una amiga.
-Hola Juancito - lo abrazo y en el mismo instante le dio un beso en su mejilla, miro hacia donde estaba yo - Hola Zoe - intento sonar de la forma más agradable qué pudo pero con su voz nasal lo único que lograba era verse totalmente ridícula y como una zorra barata.
-¿Qué es lo que quieres no te alcanza con ir hasta mi casa meterte en la habitación de mi hermano en una de las tantas habitaciones de chicos en la que has estado y encima venir a molestarme acá, no te das cuenta que lo único que haces es irritarme y encima no sólo a mi si no a todos los que tenemos que estar escuchando esa voz tan ridícula que haces para hablar? Dejame en paz ya no me molestes no seas tan asfixiante, yo no soy tu amiga y tampoco tengo un pitó que me cuelga entre las piernas como para que vengas a acosarme a mi, anda y molesta a algún otro chico al que le guste que lo hagan - el ver como su cara de niña dulce a la de alguien que quería llorar fue tan placentero, se quedó mirándome con la boca abierta al igual que todos los que estaban en ese momento en el mismo lugar que nosotras, aun que si era de esperar ya que quizás nunca esperaron que yo reaccione de esa manera. Empezó a llorar y a gritarme groserías mientras iba corriendo en dirección al baño de mujeres, lo se fue un poco cruel el tratarla de esa manera pero se lo merecía, siempre nos hacía lo mismo a mí, a Samantha y a Gemma, en todo momento se habla con los chicos que se había hablado alguna de nosotras y ahora quería hacerlo también con mi hermano, puta.

El día continuó de una forma nula sin nada que sobresaliera hasta que entró nuestro director, Daniel Leonangeli, a nuestra sala de clases, en el momento en el que ingresó todos nos pusimos de pie. El eran un hombre fanatico del orden, la perfección y la disciplina por ello es que todos debíamos obedecer sus órdenes al pie de la letra. Estaba vestido con un traje negro con rayas verde musgo, una camisa negra y una corbata bien enamarañada a su cuello del mismo color que las rayas de su traje, sus zapatos negros, también a juego, emanaban brilló por lo lustrados que estos estaban y sí como ya dije, era un maniático del orden y la perfección. Daniel era alto, media al rededor de 1,89 metros y tenía la piel morena, unos ojos color pardos y su pelo siempre estaba peinado para atrás.
-Buen día alumnos buen dia maestra- comenzó a buscar algo por el aula y fijo sus ojos en mi rápidamente lo que causó que me diera un escalofrío - a usted la estaba buscando jovencita, si no le molesta maestra ¿puede enviarla a mi oficina en cinco minutos? - la maestra me miró y asintió con la cabeza - bien muchas gracias, en cinco minutos te quiero en mi oficina.
Okay este tipo de verdad que daba miedo.

Salí de mi aula y fui directo a la dirección y de camino hacia allí me puse a pensar en que podría estar haciendo yo ahí y la verdad que no tomó mucho tiempo el sacar una conclusión, Carla. Toque tres veces la puerta y esperé afuera hasta que me abrieron, una vez que lo hicieron me dijo Daniel que tomé asiento y lo hice pero me sorprendió ver al psicólogo del colegio también en la oficina aún que supuse que ya se iría no tenía por que estar acá a no ser que me empiecen a tratar por loca por decirle esas cosas a Carla.
- Zoé, te citamos por el hecho de que has estado faltando mucho a clases y tu madre nos informó que fue por que habías caído en una depresión por el fallecimiento de nuestro ex alumno Matías quien era muy apegado a ti y realmente nos preocupamos por la salud y el bienestar de los alumnos de nuestra comunidad asi que me gustaría que asistas al psicólogo de nuestro colegio - miró al profesor de psicología y también psicólogo de la institución - Giovanni Leonangeli, mi primo.
Bien, no era por Carla pero esto era mucho peor.

Donde Caben Ideas NuevasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora