Prólogo

32 5 2
                                    

En un día caluroso estoy en la parte alta de una montaña y escucho un gruñido detrás de mí. Mi cuerpo se voltee sin pedirme permiso y mis ojos se aterran. Un gran animal, un oso. Estaba cruzando la cascada para llegar a mí, las rocas no le permitían ir rápido. Inhalé con todas mis fuerzas para dar un grito de ayuda esperando que alguien me salvara pero mi voz se quedaba atorada en mi garganta. Detrás del oso que estaba a unos pocos metros de comerme estaba atascado de palmeras, árboles y pequeños animales. Había animales por todos lados, animales volando, animales corriendo y animales nadando en el pequeño río que estaba cayendo la cascada. Mi cuerpo saltó y fue hasta ese momento que logré gritar. Segundos antes de golpear el agua con los dedos de mis pies cerré los ojos tan fuerte que mis pestañas se estaban enredando.
Abrí los ojos y me senté en la cama. No era la primera vez que tenía ese sueño, pero cada vez era más avanzado, la primera vez me desperté con el gruñido, a segunda cuando vi el oso, la tercera vez cuando mi cuerpo se lanzó a la cascada y esta vez cuando los dedos de mí pie derecho tocaron el agua helada. Siempre tenía ese sueño el día de mi cumpleaños. El primer sueño fue cuando cumplí 12 años y hoy que cumplo 15 tuve mi cuarto sueño.
Me froté el ojo derecho como de costumbre con los dedos de mi mano derecha. Me puse mis pantuflas y las fui arrastrando hasta llegar al escritorio y como de costumbre leo lo único que me une a mi madre, la letra que me dejó el día que nací.

Bruno:

Siento mucho no estar para ti. Es muy doloroso para mí no verte crecer, siempre estarás en mi corazón. Siempre estaré orgullosa de ti.
Todo en la vida es un ciclo, el nuestro duró muy poco pero es nuestro.
Te ama,

Madre.

Bajé las escaleras para desayunar, mañana empiezo la escuela y es mi cumpleaños. Mientras bajaba supe que mi padre estaba haciendo panqueques, mi platillo favorito, estaba mi padre con su pijama de cuadros blancos y azules, sus pantuflas cafés, estaba volteando un panqueque.
Volteo su rostro hacia mí y sonriendo me dijo -¿panqueque?
-Sí -le di un beso en la mejilla y me senté.

Toc, toc, toc
Voltee mi cuerpo hacía la puerta y le dije a mi padre -¿quién es?
-Pregunta.
-¡Quién! -grité mientras me acercaba a la puerta.
Nadie respondió.
-¡Quién! -dije un poco más alto.
Seguía el silencio. Me giré hacía mi padre y él apagó el fuego y con cara confusa fue caminando hacia la puerta.
-¡Quién! -. Puso su mano sobre la manija. Abrió la puerta y había una carta en el suelo, se agachó y leyó el destinatario en voz alta.
-Bruno Montemayor -noté en su voz curiosidad.
-¿Yo?
Se acercó a la mesa y se sentó junto a mí y puso la carta sobre la mesa.
La abrí y la leí en voz alta.
-Bruno Montemayor. Felicidades, has sido invitado a estudiar en la escuela "Bosque Salvaje: Mar, Selva y Viento" las clases empiezan el 20 de junio, a las 6:00 Hrs de la mañana pasarán por usted. Directora Teresa Gómez Otoño.
Mi padre me tendió la mano -déjame leerla.
Se la di sin dudarlo.
Veía sus ojos moverse de lado a lado y al terminar de leer la carta me dijo -¿Y... Vas a aceptar?
-No lo sé.
A las 3 horas mi padre y yo decidimos que sí iba a ir e hicimos las maletas. Yo quería un cambio. Lo único que me entristeció fue que dejaría a mi padre solo.

Bosque Salvaje: mar, selva y viento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora