Capítulo 2

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Llegamos al comedor principal. Era un cuarto con aproximadamente 15 metros de alto, las paredes estaban cubiertas con pintura blanca. El techo tenía pintado todos los cuidadores que existían, en el centro había árbol seco el cual alargaba sus ramas por todo el techo, sobre éstas los animales estaban. Me enfoqué en encontrar a mi cuidador, un oso. Después de observar detalladamente llegué a la conclusión de que no estaba. En el cuarto había tres largas mesas de madera, rodeadas con pintura verde, gris y azul. Nos informaron que nos sentaremos frente a una pulsera. Las pulseras eran de cuero y tenían dos hilos del color de tu Grupo. Nos sentamos Bruno y yo de un lado de la mesa y Valeria frente a nosotros. Había cuatro pulseras, un niño llamado rubio, con ojos negros como la noche, manos delgadas y alargadas, pómulos marcados y sonrisa perfecta interrumpió la platica de Valeria y Diego acerca de sus familias.

-Oigan -sonrió y mostró los dientes superiores y su labio inferior se hizo un poco más grueso.

Valeria volteó un poco confundida y molesta ya que no le gustaba que la interrumpieran.

-Dime -dijo Diego, él era el único de los tres que era cortés con las demás personas. Valeria no se permitía ser hipócrita y yo era demasiado tímido para responder a esa voz grave y ronca.

-¿Me puedo sentar con ustedes?

Valeria miro a Diego pero no la vio, volteó su rostro hacía mí e intercambiamos miradas. Ninguno de los dos queríamos que el se sentará ahí pero Diego no lo supo a tiempo.

-¡Claro amigo!

Pablo se sentó a la derecha de Valeria quedando frente a Diego. Valeria movió su cuerpo un poco disgustada y lo dejó delante del mío. Su pie tocó el mío, voltee el rostro hacía ella y dijo -Dime Bruno, ¿cómo es tu familia?

Pablo y Diego también giraron sus rostros hacía mí para escuchar.

-Mi madre me dejó recién nacido. Mi padre se llama Isaac y... -me interrumpió Valeria.

-¿Quién de los dos es Neridiano?

-¿Qué es eso? -preguntó Pablo. Diego contestó a su pregunta.

-Son los humanos que tienen la habilidad de tener un cuidador, así como todos los que estamos en este cuarto.

Sabía que mi padre no era pero no estaba seguro de mi madre. -Mi madre. Creo. ¿Y tú, Valeria?

-Por favor no me digas Valeria, dime Val. Ambos, mi mamá tiene cuidador venado y mi papi tiene cuidador leopardo. -Volteó su rostro hacía Diego. -Igual que tú -.

Diego sonrió.

No había puesto atención cuando Val pasó así que le iba a preguntar cual era su cuidador pero la directora habló.

-Alumnos, bienvenidos al comedor principal. Nuevos Neridianos, veo que algunos ya hicieron amistades. -Alzó ambas manos como si le fuera a dar un abrazo a un niño. - Nuevos neridianos frente a ustedes verán una pulsera. Tómenla y pasen al frente. Formen tres filas: una de cada Grupo.

Cogí la pulsera y me formé atras de Diego y adelante de Valeria. Pablo se formó delante de Diego.

-Ahora -continuó la señorita Panteri - pasarán y yo tocaré su pulsera, nombraré a su cuidador y en ésta se formará el rostro de su animal con los colores de su Grupo. Primero vendrá un nadador, después un volador y finalmente un terrestre. Y así hasta que todos hayan pasado.

Isabella que era la primera en la fila de los nadadores avanzó y la directora tocó su pulsera -Felín -. En su pulsera se talló el rostro de un pingüino con color azul, era brillante. Yo estaba lejos y lo único que distinguí en ese momento fue una luz azul llamativa que salía de su pulsera. Era como si hubiera una lampara dentro la pulsera. Acto seguido se fue a su mesa.

Renata, la mujer con la qué me quedé al final era la primera de la fila de los voladores hizo la misma rutina. -Kelsen-. Era una cuidadora águila.

Fue el turno de Pablo. -Trent.

Diego. -Fenst -. Le había tocado un leopardo, no me gustaba mucho su nombre. Ojalá y me gusté el mío.

Mi turno. Avancé lentamente y los susurros volvieron. La directora me veía los ojos con mucho detenimiento, voltee mi rostro hacía el profesor Ayax. Igual, pero el no veía mis ojos. Creo que quería ver los de el oso, mi oso. Me coloqué frente a la directora y su mano tocó mi muñeca. Cerró sus ojos y dio un gran suspiro. -Animal grande, peligroso, dominante y protector -susurró. Casi no entendía lo que decía. Abrió los ojos y dijo -Nusak -. Me encantó el nombre de mi cuidador. Observé mi muñeca, mi pulsera comenzaba a brillar y un el rostro de un oso se dibujo sobre el cuero. Brillo como las luciérnagas brillan en la noche. Verde. Brillante. Deslumbrante. Fantástico.

Cuando fue el turno de Val la directora nombró a su cuidador Gandul. Me gustó, para animal grande porque si le tocaba un conejo era un poco exagerado.

Cuando terminó la "ceremonia" nos sentamos en el mismo lugar pero Pablo a lado de Diego y yo a lado de Val quedando frente a Pablo.

-Me gusta Nusak para tu cuidador oso -dijo Pablo.

-¿Tú que cuidador tienes? -

-Un cuidador toro -.

-¡Qué padre! -le dije. Y me dirigí a Val.

-¿Y tú?

-Un cuidador gorila -. Me gustó el nombre para su animal.

Comimos y la directora nos mandó con nuestro jefe de Grupo a conocer las instalaciones.

Bosque Salvaje: mar, selva y viento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora