Mi despertador sonó a las 5:00. Me levanté entusiasmado por cómo sería la escuela, el simple nombre era asombroso. Me metí a bañar, me cepille los dientes, me peiné, me puse desodorante y metí todo en una bolsa pequeña, después la puse en mi maleta café. Llevaba 2 maletas, en una iba mi ropa interior, pantalones, playeras, sudaderas, chamarras, guantes y dos gorros, uno color vino y otro café claro. En la otra iban mis artículos personales, tales como la bolsa de las cosas del baño, zapatos, un reloj de mi abuelo paterno, la pelota de baseball que le había hecho su mamá, mi bisabuela, y la carta de mi madre.
-¿Ya estas campeón?
- Ya casi padre -. Cuando dije padre se me salió el entusiasmo por la voz.
Sabía que él no estaría tan emocionando como yo porque iba a estar solo pero mi padre sabía que era una oportunidad que no podía dejar ir.
-Vale, te veo abajo.
No respondí y lo escuché bajar las escaleras. Leí la carta que me dejo mi madre y la metí en la maleta y la cerré. Me dije a mi mismo <Madre, estarías muy orgulloso de mi ahora. Tengo quince años y voy a un internado lleno de nuevas oportunidades. Ojalá estuvieras aquí.>
Baje la escalera y mi padre me dio una sonrisa de orgullo. Era de mis cosas favoritas, verlo orgulloso de mí.
-¿Listo? -se le cortó la voz.
-Sí, ¿tú?
Hubo un silencio, sabía que no estaba listo para dejarme ir pero era necesario. Se resbaló una lagrima por su mejilla hasta caer al piso. La goto sonó como trueno del silencio que hicimos. Lo abracé lo más fuerte que pude y besé su mejilla.
-Te extrañaré. Mucho.
-Yo también hijo mío.
Me alejé de él y abrió la puerta. Me asomé y había un señor con pantalones y zapatos negros limpios, un suéter azul marino, una bufanda delgada color negra en la entrada de mi casa.
-¿Bruno Montemayor?
-Sí
-Ya nos tenemos que ir -miró el reloj que traía en la mano izquierda -son las siete menos cincuenta y tres minutos.
-O sea las seis con siete minutos.
<Payaso> pensé.
Le di otro beso a mi padre y me fui con el señor. Durante el caminó pensé en como sería. ¿Grande?, ¿tendré amigos?, ¿dónde estaba?
-Disculpe, ¿en dónde está la escuela?
-En Isla Escondida.
No sabía donde era eso pero no me importó, yo ya quería llegar.
Nos desviamos del camino y se metió en terracería, había muchos arboles y al final del camino había un río. El carro se detuvo frente al río. Nos bajamos del carro, el señor se bajó una paraguas y caminamos hacía la orilla, el hombre abrió el paraguas y lo colocó en la orilla del río con el mango hacía arriba, se subió y me tendió la mano para que me subiera con él. Tuve miedo de que este se fuera a hundir y me muriera. Pero lo hice. El paraguas de extendió y nos cubrió por completo. Estábamos en una burbuja-paraguas. Éste se hundió y nos llevo por el río y en una de las paredes del río había un hoyo. Nos metimos en él y llegó a un bosque, en la orilla éste se abrió y se volvió otra vez un paraguas. Nos bajamos lo único que veía eran arboles, un auto y escuchaba el sonido de los pájaros que estaban por ahí. Yo estaba muy sorprendido todo mi cuerpo se congeló de emoción, excepto mi corazón, éste palpitaba más rápido. Nos subimos a otro carro y éste anduvo por casi media hora entre los arboles. Ya había un camino marcado, eso me calmó. Llegamos una puerta, sólo eso, una puerta. Me bajé del carro y la vi por los dos lados y no había nada más que esa puerta de madera. en la parte superior decía Isla Escondida.
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Bosque Salvaje: mar, selva y viento.
FantasyBruno Montemayor es un chico de 15 años. Su madre lo abandonó sin dar explicaciones y llegó una carta de que fue aceptado en la escuela: Bosque Salvaje: mar, selva y viento. Cuando él llega a la escuela no se espera lo mágica y maravillosa que es. E...