Cosquilleo.

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-Hijo por favor, será solo esta vez. -Rogaba mi madre mientras me entregaba dos entradas.

-No mamá, sabes que odio los circos, siento pánico con solo pensar en ellos. -Respondí seco.

-Necesito ese favor, además ya estas grandecito y necesito que la lleves.... de pequeño querías ser mago, recuérdalo. -Rogo nuevamente haciendo un puchero.

Mi madre, a pesar de sus treinta y ocho años, era la mujer más infantil del mundo. Cuidaba a una niña de tan solo nueve años que vivía al frente. Sus padres que trabajaban mucho para darle una buena educación no estaban nunca en casa y le pagaban a mi mamá para que ella lo hiciera. La pequeña castaña de ojos verdes había del circo gracias a un compañero y quería ir con locura. Mi madre que debía quedarse a la noche cuidando a papá por su grave diabetes no podía llevarla. Y tuvo la brillante idea de decirle que yo la llevaría.

-Me niego. -Dije nuevamente

-Hazlo por tu padre ¿Sí? -Pidió ella soltando un suspiro con algo de lastima.

-Sera la ultima vez que entre a un jodido circo mamá.... y es solo porque papá no pude estar solo... -Murmure molesto.

-Gracias precioso, te prometo que te lo compensaré con una rica cena el fin de semana, .... claro si es que vienes a cenar con nosotros. -Comento abrazándome.

-Claro que vendré mamá.... no seas dramática. -Me burle sonriendo mientras la apretujaba contra mi pecho y ella reía. En mi mente estaba esa horrible sonrisa del payaso. Sacudí mi cabeza y volví a sonreír.

-¿A que hora tengo que estar mañana acá? -Pregunte sentándome en la vieja mecedora que ahora estaba dentro de la casa.

-Mas o menos como a las ocho, la función empieza a las nueve pero necesito que vayas por ella y vuelvan lo mas temprano que puedan. -Dijo mi madre prendiendo un viejo televisor.

-No te preocupes mamá.... lo peor que podría pasares que ella se perdiera y a mi me raptara un payaso. -Comente riendo, en ese mismo momento la pantalla de la televisión cambiaba y se volvía a una aterradora estática.

-Valla... se que este televisor es viejo... bueno.... tendré que comprar otro. -Comento ella apagándola gracias al cielo.

Sentí un escalofrió recorriendo mi espalda y sentí la necesidad de salir corriendo de ahí.

-Bueno mamá....yo ya debo volver a casa. -Dije mientras me levantaba y caminaba por un pasillo el cual estaba lleno de fotografías familiares, esta vez fue diferente porque todas nuestras caras estaban deformadas con maquillajes terriblemente marcados. Avance lo más rápido que pude mirando hacia el piso y por fin logré llegar a la puerta.

-Cuídate Hannie, te veré mañana a las ocho, adiós. -Mi madre beso mi frente y cerro la puerta en mis narices.

Solté un largo suspiro. No podía creer que volvería a un tonto circo y más aun cuando se trataba del circo en el que trabajaba el payaso del parque.

Cuando llegue a mi departamento sentía una extraña atmosfera, camine en silencio por la sala y deje mi mochila en el sofá, quería prepararme un café y sentarme a ver una película pero mi plan fracaso cuando escuche un cascabel sonando en mi habitación. Tome un bate que escondía debajo del sofá y me escabullí temeroso por el pasillo que cada vez parecía mas largo y tétrico. Abrí la puerta y esta emitió un chirrido que jamás había tenido, asome mi cabeza lentamente y apreté el interruptor de la luz . Mi habitación se encontraba igual, todo parecía normal. Suspire más relajado y deje el bate al lado de la puerta. Cuando me senté en la cama esta hizo el sonido de un globo desinflándose y subí mis pies de inmediato. Sabia que había algo bajo mi cama, pero no tenia el valor para mirar y si intentaba correr, lo que fuera que estuviera ahí me jalaría un pie.

¿Magia? →HunHan←Donde viven las historias. Descúbrelo ahora