06.

36 1 0
                                    

Una vez que Luhan se marchó, me dispuse a entrar a la habitación. Mi prima Esmeralda me esperaba sentada en su cama mientras comía una pizza y veía televisión. Sus cosas ya estaban listas.

-¿Qué horas son estas de llegar, jovencita? -dijo, fingiendo un tono de molestia

-Pues las ocho, ¿No? Es bastante temprano aún

-No niña, ya van a ser las diez de la noche

Esperen, ¿Qué? ¿Cómo que las diez? ¿En que momento se fue el tiempo? Según yo era mucho más temprano

-¿No me vas a preguntar como me fue con Luhan?

-Apurate a cenar tu parte de la pizza, y arregla tus cosas, que hay que estar mañana temprano en el aeropuerto. Ya tendrás tiempo de contarme como te fue.

Asentí levemente con la cabeza y comencé a comer aquellos trozos de pizza. Realmente los disfruté, no se si porque la pizza estaba muy buena, o por el hambre que traía.

Fui al baño y me prepare para dormir. Me dí una ducha rápida, me puse pijamas y me cepillé los dientes. Para cuando terminé, Esmeralda ya estaba dormida, así que comencé a ordenar mis cosas en la maleta tratando de hacer el menor ruido posible, para evitar despertarla. Se qué de todas formas a lo mejor no se hubiese despertado, ella tiene el sueño pesadísimo.

Después de terminar de arreglar todo, apagué la luz e intenté dormir aunque sea un poco.

Pero no podía dejar de pensar en todo lo que había vivido desde que llegué aquí a Cancún. No podía dejar de pensar en todos los momentos que pasé junto a Luhan, y en lo mucho que me había encariñado con él en tan sólo unos días, ¿Acaso eso era posible? Y si creí que no podía ser todo más extraño, en esos momentos mi corazón empezó a palpitar fuertemente. ¿Por que mi ritmo cardíaco aumentaba tanto mientras pensaba en Luhan? ¿Por qué cada vez que lo tenía cerca me costaba articular palabra? Será que, ¿Luhan me gustaba? Tenía tantas dudas en mi cabeza. Estaba realmente confundida.

No, no y no. Eso no era posible. No es posible que te puedas enamorar de alguien sólo porque pasas un par de días a su lado. Me repetía esto a mi misma constantemente, tratando de convencerme de aquello mientras sentía caer lentamente ante los brazos de Morfeo.

Desperté al siguiente día temprano, para desayunar en el hotel antes del irnos al aeropuerto. Mi prima estaba ya casi lista mientras yo apenas me iba levantando de la cama. Cuando por fin terminé de arreglarme, bajamos con todo y maletas al primer piso, donde estaba el comedor del hotel. De allí, nos iríamos directamente hacia el aeropuerto.

Después de desayunar, fuimos al lobby del hotel para pedir el taxi y entregar las llaves de la habitación. El vehículo que nos transportaría al aeropuerto llegó casi de inmediato. El chofer del taxi nos ayudó a subir las maletas a la cajuela del auto, y una vez que hicimos esto, nos subimos al auto y emprendimos el trayecto hacia el aeropuerto.

Pasados unos treinta minutos, llegamos. Aún teníamos suficiente tiempo para hacer todos los trámites necesarios para abordar, faltaba todavía unos cuarenta minutos aproximadamente para que nuestro vuelo despegara, así que después de llevar a etiquetar mi maleta y de pasar por el área de revisión, me dispuse a comprar algunas provisiones para el viaje.

Compré algunos dulces y una revista con la que me entretendría en el camino. Mi prima se encontraba sentada en el área de espera del aeropuerto, impaciente por que yo terminara de hacer mis compras, cuando de repente escuche que anunciaron nuestro vuelo:

-Pasajeros del vuelo 1139, favor de pasar a hacer fila para abordar la aeronave.

Estaba formada en la fila de pasajeros que entrarían a la sección B del avión cuando oigo que un guardia grita:

Ephemeral Loveㅣ LuhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora