Vivías por el arte.

63 5 4
                                    

A veces sólo quiero salir corriendo y olvidar todo lo que he sido. A veces quiero salir corriendo y caer en el olvido. No quiero regresar a este lugar, no quiero regresar a ti, no quiero regresar a mi, simplemente no quiero volver a un sitio en el que no pude ser feliz, simplemente no quiero volver al momento en el que quería hundirme en el olvido.


Tu siempre decías que éramos artistas y que los artistas necesitaban ese hueco en el alma para crecer, para crear, para ser. ¿Pero sabes una cosa? Que le jodan al arte y que te jodan a ti, quiero tratar de ser feliz. Quiero que él frío de mi alma desaparezca, quiero que esté vacío que siento siempre se llene, me da igual si tengo que renunciar al arte por ello.


Tú decías que el arte era lo que era el artista, pero nuestras obras nunca fueron tan macabras y retorcidas como nosotros, nunca estaban rotas, incluso cuando pintábamos de madrugada desquiciados y borrachos, con un cigarro en la mano y en la otra el pincel... y pintábamos para evitar los gritos, la tristeza y la locura. Cuando llegaba el alba y la pieza estaba completa nunca me veía reflejada en ella, nunca demostraba mi miseria, no había rastro del monstruo oscuro que se alimentaba de mis sueños rotos que vivía dentro de mi en ese momento.


Dibujé muchos paisajes entre tormentas las últimas noches a tu lado, cada vez más hundida, cada vez más cansada, de ti, de mi. La rutina siempre era la misma discutíamos, pintábamos y follábamos, tú decías que era la verdadera vida de un artista, yo sólo me sentía más vacía y tú también aunque no lo admitas, lo veía en tus ojos, lo demostraban nuestras ojeras, nuestra mente no dejaba de gritarnos que estaríamos mejor sin ser, sin existir, pintamos mucho en ese momento, pero nunca mostraba nada, los cuadros estaban tan vacíos como nosotros. Por eso no fueron buenos, a menos para mi.


Ya no creo en nada de lo que me dijiste, siempre mentías, siempre decías chorradas en favor del arte, de la tristeza, vi tú obra cúspide, vi como hacías tu "obra maestra" y encontré tu cuerpo frío en el suelo cuando volví a casa, no sabía que tenías una pistola, mejor así.

Fue un tiro limpio directo a la cabeza, tú obra maestra quedó salpicada con tu sangre, de golpe toda la ciudad quería una pieza tuya, pero aquella por la que moriste nadie la compró, sigue donde la dejaste, todo sigue igual a como lo dejaste, lleno del polvo que marca el olvido.


Viviste por el arte, moriste por el arte, pero no alcanzaste la felicidad, por eso me voy, por eso voy a dejar de pintar, quiero tratar de ser feliz y si sigo aquí tu recuerdo y quién soy no me van a dejar, si me voy y olvido todo, y te olvido, tal vez estas voces paren, tal vez pueda dejar de pintar y así mi alma no se escape en cada trazo.

Inconexas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora