Parte 1: jugando a las escondidas

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Una de las memorias que tengo, fue cuando tenía 4 años, estaba en el patio de mi abuela, acostada en el pasto junto a Chiquita, pensando a qué podíamos jugar, hasta que le dije:

-Yo: ¡Tengo una idea!, ¿qué tal si jugamos a las escondidas?

-Chiquita: ...

-Yo: No sabes jugar... ¿cierto?, ¡no te preocupes, te enseñaré!, Yo debo contar hasta 10 tapándome los ojos, mientras tanto, vos tenés que esconderte de tal manera de que yo no logre encontrarte... ¿Entendés?

En un instante, ella se paró y con gran entusiasmo, movió su colita de un lado a otro, yo tomé eso como si tuviera ganas de jugar. Así que, con gran alegría, también me paré, corrí hacia una pared cercana, me tapé los ojos y empecé a contar:

-Yo: 1, 2, 3, 4, 5...( así sucesivamente)

Cuando terminé de contar, fui a buscarla, pero no me costó encontrarla, resulta que ella no se había movido de su lugar.

-Yo: Chiquita.... ¿¿¡¡No te escondiste!!??

-Chiquita: . . .

En sus ojos podía verse una gran inocencia, así que la perdoné.

En unos segundos, mi abuela me llamó para ir a almorzar, yo, sin negarme fui.

Luego ya no recuerdo más de ese día, pero aún tengo más recuerdos....

Esos recuerdos son simples, días en el que, cada vez que visitaba a mi abuela, Chiquita me recibía mostrando su pancita, esperando a que yo la acariciara, o días en el que lameaba mi carita, o momentos en que sacaba mi reposera para tomar aire, y ella se acostaba debajo del asiento.


Espero que les haya gustado esta parte, no olviden dejar like y un comentario dejando su opinión, hasta la próxima!

También, mayoría de mis historias van a tratar de hechos reales, cosas que me suceden a mí (claro capaz alguna vez invente), ah y ¡No olviden hacerse mis seguidores, así haré más historias como estas!

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