Prologo

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Axel estaba solo sentado en ese columpio con la compañía del rechinar del mismo mientas  se balanceaba lentamente de un lado a otro. Ella se acercó a el y vio que tenía lágrimas que recorrían sus mejillas.

-¿Que te ocurre? - pregunto ella con su angelical voz de niña pequeña.
Pero el no le contestó, si no que seguía viendo el suelo mientras se balanceaba. Ella tomó su rostro con ambas manos y le dedicó una pequeña sonrisa. El sin creerlo le reclamo:

-¡Perdí a mi hermano! - le gritaba liberándose de sus suaves manos.

Ella sorprendida se alejo unos cuantos pasos.  Lo miro con cautela,  volvió a sonreír y extendiendo su mano hacia el...

-Ven,  vamos a buscarlo

La Lluvia De Las LuciérnagasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora