Secundaria.

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    Al día siguiente, conocí a Lucía,  una persona que desde el momento que me saludó ya me caía bien.  Con ella tuve muchas aventuras a lo largo del año. Por su culpa casi me atropellan,  pero esa es otra historia.
   La clase de matemáticas era insufrible, me la pasé hablando de libros con Lucía y Uriel, un chico que al principio te cae bien,  pero con el tiempo es insoportable. En el único momento que nos separabamos era en los recreos. 
   Yo no sabía que ése recreo me podría cambiar la vida. A lo lejos vi a un muchacho con su pelo negro que le cubrían la mayor parte de su cara, su vestimenta era como si saliera de un club de fútbol, sus ojos verdosos eran cautivantes y su sonrisa era como una brisa de verano.  Estaba tan concentrada en aquel chico que no noté que Valentino estaba junto a él, menos que se dirigían justo hacia mí.
-Che, ¿Nos prestas Wi-Fi?
-Claro. Dije tímidamente.
    No podía creer que le estaba prestando Internet a aquel chico, pero,  ¡Nisiquiera sé su nombre!
-Ah, él es Fede. Dijo Valen
     Unos segundos después tocó el timbre para regresar a clases.

    Ése día a la noche, los chicos del curso ya habían creado un grupo de whatsapp,  lo que me costó mucho entrar,  porque una compañera y actualmente amiga,  no me quería agregar. Lo sé,  conchuda.
   

     Al otro día la profesora de historia nos dijo que armemos grupos,  Lucía le preguntó a una chica llamada Vicky (le molesta que le digan Victoria) y creo, no recuerdo muy bien, pero así conocí a ella y a su mejor amiga también llamada Lucía,  pero le decimos Lulos.
     Un día le pedí el número de teléfono de Federico,  ya que fueron a la misma primaria,  pensé que tal vez lo tenía. Y así fue, aunque él no fue muy amable de su parte, "forra,  no soy tu psicólogo" fue lo que me contestó cuando le mandé un simple mensaje de "Hola, estoy aburrida".

    Con el paso del tiempo, Vicky se convirtió en una de mis mejores amigas. Su espíritu era muy dulce como el azúcar, su cabello negro,  enrulado y largo hastala cintura esa tan suave como el algodón de azúcar. Yo siempre le tocaba el pelo y ella me miraba con cara de: "Sal de aquí, ¡ME QUIERE VIOLAR!".

      Nosotros en el colegio tenemos talleres de dibujo y de "artesanías" por así decirlo,  en aquel taller conocí a mi otra mejor amiga,  Julieta,  ella me ha ayudado en todo y yo a ella.  Técnicamente es mi hermana.
    Pero que va,  no todo en esta vida es color de rosas.  Había un chico que hasta ahora,  lo odio con toda mi alma;  recordemos que yo seguia con una grave depresión y éste muchacho no hizo más que empeorarlo todo.  Para mi,  él se odiaba a sí mismo y tenía que agredir a los demás,  así con el odio de los demás hacia ellos mismos él se sentía mejor con su persona.
       Éste año que pasó,  se hizo un sufrimiento gracias a él y a otros chicos.  Me decía cosas como gorda,  bola de Fraile,  me molestaba por mi altura (por cierto 1,48,  lo sé una enana). Pero éso no era todo,  llegó al punto de golpearme y dejarme moratones.
     Gracias a él yo deseaba estar muerta, no sólo por las cosas que me hacía y decía,  si no porque  tenía razón,  Yo me considero una persona fea y gorda,  la cuál lo único que salvó de mi,  es mi personalidad.
     Yo ya me había cortado años anteriores, pero no lo volví a hacer por mi madre. Gracias a él volví a caer en la depresión y la auto lesión....

Día tras Día (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora