Capitulo 2

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Buenas noches, ángel.

Tú y yo, dos personas que necesitaban ser salvadas. Llámalo destino, dios o simplemente, llámalo vida. El punto es que nos encontramos, nos unimos, tú me salvaste al mismo tiempo que yo te salve. Los ángeles si existen, tú eras el mío.

Después de nuestra primera conversación, existieron muchas más. La mayoría de ellas eran triviales; Que te gusta hacer, como te llevas con el colegio, que haces cuando estas con tus amigas, entre muchas otras.

Siempre he sido desconfiado y creo que tú también lo eras, pero algo me decía que debía confiar en ti.

Te conté acerca de mi padre y su extraña forma de amar.
Te conté sobre la perdida de mi madre.
Te conté de la enfermedad que se llevó a mi hermano, que solo tenia 10 años.
Te conté de mi amor ridículamente platónico hacia Taylor Swift y otras sexys mujeres.
Te conté de mis mejores amigos y como los perdía, uno a uno.
Incluso te conté mis deseos de desaparecer para unirme con ellos, con mi familia.

En fin, te abriste paso lentamente en mi vida, conociendo mis secretos.

Me mostré vulnerable contigo, te di el poder de lastimarme esperando que no lo hicieras, tú no lo hiciste.

Como cosa rara, tu también te abriste para mí, dejándome ver tu lado más sensible. Un lado que nunca creí que tuvieras, Te veías tan fría, tan dura, tan protegida. Como si nada pudiera dañarte, nada pudiera lastimarte, pero lo cierto es que estabas lastimada, mas de lo que una niña de 14 años debería estarlo.
Tú me contaste todos tus problemas y yo los escuche atento. Y cuando me dijiste que habías intentado acabar con tu vida me dejaste helado.
Tu depresión y la mía podrían haber sido una mala mezcla, pero no, no lo fue. De echo, gracias a mi pudiste salir de ella y gracias a ti, yo también Salí. Lo cierto es que solo había necesitado de ti todo este tiempo y ahí estabas, ayudándome, como una hermosa ángel.

En menos de un mes ya te habías vuelto mi mejor amiga, y aunque tenia muchas personas con las cuales hablar, siempre preferí hacerlo contigo.

Una noche, encerrado en mi habitación mi cuerpo empezó a temblar, estaba helado. Juraría que de no haber sido por esos hermosos ojos cafés que me dieron calma, habría muerto. Esos ojos cafés eran tuyos, estabas en la esquina de mi habitación esperando que me levantada del piso donde hace un momento me encontraba temblando. Cuando me levante me abrazaste, y vi tus ojos, los ojos mas hermosos que he visto en mi vida y he visto muchos ojos, pero los tuyos eran incluso mas hermosos que ver volar una mariposa. Claro que para mi mala suerte, todo era un sueño. Desperté, sintiéndome vacío, sin ti.

Fue cuando me di cuenta que me estaba enamorando.

Y eso no era bueno, por que yo, había jurado que estaba enamorado de quien, en ese momento, era mi novia.

Buenas noches, ángel.(Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora