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Josh tenía que seguir grabando, los viajes así habían sido: de California a grabar y de grabar a California.

A excepción de el desvío que tuvo que hacer hace un par de semanas a Madrid.

Claudia era caprichosa y se negaba a ir a USA, decía que si a él le interesaba verla debía demostrarlo. Él siempre lo había demostrado, pero ahora que en su corazón otro nombre resonaba, debía aclarar con Claudia las cosas, quería terminar ese suplicio.

No lo había hecho por dos razones:
Claudia sí lo amaba, él lo sabía, no lo dudaba, ella había dicho muchas veces lo que la devastaría si la dejara, él siempre la consoló diciendo que eso nunca pasaría; pero que iba a saber que lo que él pensaba era el mayor amor que hasta ese momento había sentido, era nada, comparado con lo que en la actualidad sentía por Jennifer.

Ahora entendía que hacia tiempo había dejado de sentir amor por Claudia, y mucho más tiempo atracción alguna.
Entendió las palabras de Avan y se despego por completo la venda de los ojos que tanto tiempo tuvo adherida.

No necesito que nadie se lo dijera, Avan sugirió lo diferente que era cuando Claudia aparecía. Aun cuando se negó a querer comprender, entendía a qué se refería su amigo. Al final Josh se había dado cuenta cuando la chispa por Jennifer apareció, abrió los ojos cuando la sonrisa de ella iluminó su camino.

Ahora le molestaba hablar con Claudia por skype; cuando ella sugería quitarse la ropa, él sentía cierta repelencia. Claudia era bonita, pero ahora que el amor le permitía ver sin vendas, le parecía un poco vulgar; no tenía bonito cuerpo, y no entendía como se le pudo hacer hermosa; la verdad es que su cara era común. Y nada de eso tendría relevancia si fuese buena persona; pero no era agradable, ni graciosa, para nada dadivosa, mucho menos madura. De verdad se esforzaba en encontrar algo que le llamará la atención en un principio.

Nada en ella le parecía inspirador, y ahora le molestaba cuando la oía hablar ingles, no sabia hacerlo y lo irritaba aunque antes le pareció tierno.

La otra razón por la que continuaba junto a ella era puramente egoísta: Sexo.

No podía terminar con Claudia porque necesitaba tener a alguien en quien enterrarse a gusto, sin estar pensando en recordar el nombre o si vendería  alguna nota. Cosas de esas que siempre que conocía a una extraña, cuando era soltero y terminaba en la cama con ella, le llenaban la mente.

Era reprochable esta razón, pero era la verdad.

No necesitaba hacerlo todos los días, ni siquiera una vez a la semana, con una vez cada quince días o tres semanas le bastaba; no quería estar en abstinencia de nuevo por más tiempo.

Menos cuando Jennifer estaba a un día de casarse y él no dejaba de pensarla como la mujer de su vida.

Le dolía cada vez más verla; le dolía escucharla hablar de la boda; le dolía ver el brillo de anhelo en sus ojos cuando nombraba a Zac.
Pero sabia que le dolería más no verla y no escucharla.

Había sido invitado, y él había invitado a Claudia, ella no quería viajar; pero él la obligo.
Era enfermizo -pensó- , que Claudia conozca a la chica de la cual, realmente estaba enamorado; pero abandonó la idea al imaginarse solo en esa boda, muriéndose de dolor al verla caminar al altar.

Pensó y soño milés de alternativas, se imaginó impidiendo la boda; se planteó robándosela; se proyectó llegando a su departamento para confesarle que la amaba.

Pero los ojos ilusionados de ella, imaginando cuando por fin se casará, le truncaban los planes.

No podía hacerle daño.

EL OTRO ( Joshifer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora