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Se besaron con hambre, con deseo, pero por sobre todo, con amor.

Se besaron sin importar nada, solo que eran ellos dos.

Jennifer cerró la puerta y Josh la guió por el pasillo, no se separaron, ninguno de los dos quería hacerlo.

Josh acariciaba su pelo; su piel, que era su más hermosa fantasía; sentía sus poros abrirse para absorber el olor que ella desprendía, la acariciaba no con lujuria, si no con pasión.

Toco por primera vez sus pechos, sus piernas, su cintura, la apretó contra él y se encontró extasiado al sentir amoldarse su cuerpo entre sus manos.

No dejaron de besarse, entre pasos rápidos y ansias desmedidas llegaron a un destino que ambos encontraban infranqueable. Subieron esas escaleras sin apenas darse cuenta, no sabía si él la guiaba o ella lo hacia. No importaba, ambos sabían cual era su destino.

Atravesaron esa puerta que los separaba de su moralidad y palabrerías huecas que ahora ni siquiera recordaban haber dicho alguna vez. ¿Acaso importaba lo que la gente hacia cuando una puerta se cerraba? ¿A alguien le importaba saber, que ellos se amaban aun cuando no debían? ¿A quién carajos le importaba?... Solo a ellos.

La recostó en la cama y levantó un poco el vestido que ella llevaba, se permitió acariciar cada centímetro de aquellas piernas, beso su cuello y se sintió enloquecer cuando de los labios de Jennifer brotó un suspiro producto de sus caricias.

Jenn disfrutaba de sus brazos, de su cabello, le enloquecía el olor de Josh, siempre lo había hecho. Le quitó la camisa, sacó la playera que llevaba debajo, pudo por fin sentirse envuelta en el pecho de este hombre que le nublaba la razón.

Josh le quitó el vestido, le recorrió el cuerpo sin siquiera tocar sus partes íntimas y aun así Jennifer sentía que llegaría al orgasmo.

La beso en cada rincón que había soñado hacer, y después tuvo que quitarle el brasier, porque estaba de más.

Jenn había hecho su parte, Josh ya no llevaba nada encima mas que sus bóxers. Ambos habían explorado con amor el
cuerpo del otro, antes de siquiera ir directos a su intimidad.
Y Jenn entendió que toda perspectiva cambia, cuando se siente lo que ella sentía ahora.

Josh quito las bragas y Jenn lo despojó de sus bóxers. Él se maravillaba tocando el precioso trasero de Jenn, cuando pensaba hormonalmente en ella,  lo primero que imaginaba hacer era tocarle el trasero; pero ahora que todo era puro amor, fue lo último que paso por su mente.

No sabía si esto volvería a ocurrir, así que no se iba a reprimir; bajo por su abdomen y se permitió besarla en su sexo. Algo que ella nunca antes había permitido a nadie, ni a Zac aún. Eso Josh no lo sabía, para él toda ella era preciosa, toda ella olía a lilis.

Jenn sintió cada nervio de su cuerpo responder a la saliva de Josh, cada nervio grito en placer con cada lengüetada y llegó al orgasmo de inmediato.

Que cosas tan extrañas suceden cuando el amor es el responsable, o tal vez, solo tal vez, era lujuria enmascarada que enseñaba lo placentero antes de sacudirse para que saliera a la luz lo oscuro que en realidad era.

Jenn regreso a sus sentidos sintiéndose otra, se maravillo de lo bien estructurado que era Josh. Disfrutó de él sin pensar en otra cosa, en ese alguien en quien debería pensar, su mente caprichosa y entrenada solo estaba viviendo ese momento. Lo escuchó lleno de placer y vio sus hermosos ojos miel oscurecerse en deseo, Josh temblaba de pies a cabeza, el placer era indescriptible. Solo con tocarla, solo ver sus manos sobre su piel, sentir las de ella sobre la suya.

Tomó una imágen mental de cada momento, de como era ella completamente suya por este instante. Ella era suya por primera vez desde que la había visto. Suya.

Y con ese sentimiento de embriaguez: la penetró.

El placer en ambos fue tal, que los dos gritaron sin contenerse.
Josh quería comerse pedazo a pedazo a Jennifer, quería degustarla; cualquier imbécil podía comer sin siquiera notar los ingredientes de una comida.  Josh quería desmenuzar y saborear cada partícula de Jenn.

—Te amo Mi, te amo con locura— lo dijo sin arrepentirse de haberlo hecho, ella tendría ese recuerdo.

Jenn respondió con un fuerte orgasmo y Josh no tardó en acompañarla.

Se dejó caer un poco sobre ella que lo observa con esos ojos que lo habían vuelto loco.

—Te amo yo a ti, Joshua— la risa de Josh resonó en la habitación.

—Me encanta como se oye todo lo que has dicho, la suavidad en tu voz, el movimiento en tus labios.

Ella le acarició la mandíbula, y con la punta de los dedos, delineó sus labios sin apartar la mirada de sus ojos.

—A mi me encanta cuando me llamas Mi—  Jenn lo susurró, sería, no reía, ella estaba completamente absorta en la desbordante pasión que sentía por el hombre que estaba sobre ella.

—Te he mentido— confesó Josh de inmediato—, "Mi" no es por lo que te dije,— él acariciaba un costado de Jenn, la tocaba dulcemente —: Mi vida, mi sueño, mi amor, mi mundo, mi mujer, mi todo... Mi.a...—todo se lo había dicho en español.

Jenn sabía español, su abuelo se lo había enseñado.

—Desde que te vi Jenn, supe que eras para Mi— la beso con todo el amor que estaba guardando solo para ella.
—Dime que el tiempo es nuestro, que el destino es el que ahora hemos empezado. Dime que estarás a mi lado; dime que me amas, que nada importa, dimelo Jenn, di que eres mía.

Jenn sonrío mientras seguía acariciando los hermosos ojos veteados de verde que tenía Josh. Lo beso en respuesta sin ninguna otra contestación.

Y el fuego les recorrió de nuevo y ambos se perdieron en el pecado que los dos consideraban incapaces de caer.

EL OTRO ( Joshifer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora